Señor Director:
El día 15 de enero, Correo del Sur publicó la nota titulada "Sucre registró dos casos de cambio de identidad", nota de la que me enteré por internet varios días después, pues vivo en Lima. En dicha nota, se cita a la adjunta de la Defensoría del Pueblo y miembro de la comunidad LGTBI, Tamara Núñez del Prado, quien en una entrevista a la agencia EFE habría dicho que “El primer caso de cambio de identidad de género se dio en 1973 ó 1974 con Roberto Benzi, hijo de un amigo íntimo del dictador Hugo Banzer (1971-1978), quien pasó de Roberto a Roberta Benzi”. Lamento y deploro profundamente el desconocimiento expresado por la Sra. Núñez, quien se permite hablar acerca de mi familia y de mi persona, acerca de quienes aparentemente ignora todo.
En 1973 o 1974 yo era menor de edad, tenía 9 y 10 años respectivamente. Si mi padre era amigo "íntimo" de Banzer o no, no viene al caso. Mi padre fue un hombre tan amante de Bolivia que con dinero de su propio peculio hizo un movimiento hasta hoy no igualado por el deporte tuerca y los caminos de este país. Su señorío y don de gente lo hicieron amigo de todas las personas que pasaron por su vida y hasta hoy muchos lo recuerdan con cariño. Él fue solicitado para recibir un sinnúmero de condecoraciones en varios gobiernos, lo que no lo hace afín a ningún partido político ya que las mencionadas condecoraciones le fueron otorgadas desde que llegó a Bolivia, se enamoró de ella y murió el año 2000. Mi padre tiene un nombre que respeto y valoro entrañablemente, y no sólo yo sino, como dije antes, todos quienes lo recuerdan, Belisario Benzi. En consecuencia, me parece una extrema falta de respeto y clase que se refieran a él como “un amigo del Dictador Banzer”, él tuvo muchos y buenos amigos durante su vida.
Mis cambios de sexo e identidad los logré en 1986. Luego de una odisea demasiado larga de describir, que incluyó chantajes, acoso y toda clase de violencias por parte de policías y autoridades judiciales, luego de 16 años de uso del nombre vuelvo a ser vulnerada en mi identidad por capricho de un personero de identificación y quedó indocumentada dos años al capricho de este sujeto. Comienzo una lucha contra todo el sistema y logré la consolidación del mismo gracias a la Dra. Hilda Rada, quien es portadora de todo mi agradecimiento y consideración, ya que fue ella quien me ayudó a consolidar mi cambio de identidad en el año 2002.
Con base en mi experiencia personal, pienso que la Ley 807, aprobada el 21 de mayo de 2016, era innecesaria, puesto que mi caso sentó jurisprudencia sobre el derecho a la identidad de todas las personas transgénero y transexuales; posición que manifesté en sinnúmero de reuniones y mítines referidos al tema de género a los que fui invitada en mi condición de ser la primera persona que logró este reconocimiento jurídico (cambio de identidad pública), por lo que ya debía ser un derecho adquirido. En otras palabras, si fue posible para mí, tras un largo proceso judicial, no se lo podían negar a nadie en Bolivia.
A mi juicio, lo que este gobierno se adjudica como propio, ya estaba dado hace décadas, y si yo porté mi cédula de identidad con el cambio de nombre desde el año 1986, no fue por ayuda de un amigo de mi padre sino por un largo periplo que pasamos mi familia y yo durante años en la época del oscurantismo, no como ahora que todo les está dado, lo cual me alegra mucho, aunque no sepan que ello me lo deben en gran parte a mí.
También deseo hacer conocer a la señora Nuñez del Prado –ya que al parecer ignora todo, no sólo acerca de mí y de mi familia, sino sobre el accionar de la institución en la que ella ahora trabaja eventualmente, como cualquier servidor público– que la primera vez que la Defensoría del Pueblo se involucró en el tema de identidad de género, fue en mi caso, y a raíz de ello aprendieron mucho, pese a que su competencia no pudo hacer nada porque no tenían ninguna experiencia en ello y tuve que seguir sola hasta que al fin logré dar por sentado mi derecho.
Finalmente, deploro una vez más la ignorancia y/o mala voluntad de Núñez del Prado, contra quien me reservo el derecho de iniciar acciones penales por injurias y difamación.
Agradecida por su atención y esperando que esta carta sea publicada como corresponde a una réplica a una nota que su diario publicó sin solicitar siquiera la contraparte, le envío cordiales saludos.
Atentamente,
Roberta Benzi García
CI_463318LP