Cuando nos devuelvan el mar

LA NOTICIA DE PERFIL 21/03/2017
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En medio de un auténtico sentimiento de reivindicación marítima, pregunté a mi corresponsal en el Palacio Real de la Plaza Murillo si también se había contagiado de la misma aspiración respondiéndome que ella formaba parte de la nacionalidad boliviana a pesar de ser nacida en Quillacollo, población que debe ser la más mediterránea de todo el territorio boliviano y que haciendo a un lado ese aspecto sentía igual y más que yo la ansiedad marítima acrecentada en estas fechas por la presentación en La Haya de la posición boliviana.

Sin embargo, la inquietaba también qué sería de ella si mañana recuperamos el mar, pues el Palacio de Gobierno sería traslado a orillas del Pacífico, para asentar nuestra soberanía. Naturalmente traté de tranquilizarla argumentando que Evo Morales seguiría en el Palacio de la Plaza Murillo donde ha construido un adefesio arquitectónico llamado la Casa del Pueblo, donde existe un helipuerto tan necesario en nuestro país para casos de emergencia.

Esta explicación surtió efecto en ella, sin embargo debido a lo veleidoso que es nuestro gobernante, podría llevarlo a trasladar sus oficinas presidenciales a la Capitanía del Puerto que sería nuestro y que por obra de los muchos “llunkus” tal vez se llamaría Puerto Morales. Esta posibilidad inquietó a mi discípula periodística a quien le pregunté si alguna vez se había bañado en el mar lo cual negó rotundamente, advirtiéndome que sólo se baña en su casa y sin testigos, lo que me llevó a seguir fantaseando sobre otras pequeñeces que podrían ocurrir conociendo el talante de nuestro mandamás: no sería raro que siendo el mar de confines desconocidos se le ocurriera a Evo adquirir un submarino nuclear para viajar a Cuba y otras latitudes en un sumergible de su propiedad.

Esa fantasía hizo sonreír a la cholita cochabambina a quien le aconsejé bañarse en nuestro mar, sin abandonar para nada sus polleras, su manta y su sombrero, como seguramente lo harán muchas cholitas de nuestro país, mientras en nuestras playas las gremialistas no ofrecerían sándwiches de chola, anticuchos y otras delicadezas de nuestra alimentación criolla. Eso y mucho más veríamos en nuestras playas en un día no lejano de recuperar el mar que nos fue arrebatado.

 

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