Etcétera

CIENCIA CUÉNTICA 07/06/2017
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Del latín et cetêra (y lo demás), se refiere a lo que se sobreentiende, a lo que no se quiere referir ni nombrar. Como sustantivo significa omisión. Su abreviación más estándar es etc. Aquí acaban las aclaraciones y empiezan las confusiones.

Quiero referirme al uso del etc. como el recurso fácil para eludir un verdadero análisis, una completa enumeración y, más, un engorroso trabajo y desafío, quizás insulto, al lector que puede tener que vérselas adivinando lo que se ha dejado en la mente, en el tintero o en la incompetencia de quien se atreviera con algo y no pudo agotar sus sueños iniciales con las perfectas descripciones, análisis y entramados (la tentación aquí pudo haber supuesto un etc.) Este recurso aparece en casi todas las jornadas humanas, la política, la educación, la ciencia, la cultura, la economía, la ciencia con más inexperiencia. Ahora me quiero referir a las muletillas usadas en ciencia, bajo el enunciado etc.

Etc. como ciencia incompleta. Me toca leer un montón de trabajos con etcéteras incómodos introducidos en el texto. No sé si quien escriba no quiera decirnos el secreto que descubrió o que simplemente la mente se le agotó y acudió a este recurso fácil para salir del paso y sembrar la confusión. Por ejemplo o verbi gratia (vgr.): el trabajo analiza la danza, el canto, los instrumentos, las vestimentas, etc. del pueblo jalk’a. El etc. me hace pensar que por ahí el autor se olvidó de nombrar la borrachera, las relaciones de género, la política, etc. (perdón por la torpe ironía). A menudo el etc. debería usarse para nombrar asuntos de la misma clase y especie, no diversas categorías que den a entender, que en el listado no mencionado pudiera caber cualquier tipo de enumeración y asunto. El etc. en estos casos nos deja con los crespos hechos y en una flagrancia incompleta, no con ganas de saber más, porque lo enumerado no es necesariamente fascinante y sí pudiera ser lo demás omitido.

El etc. puede ser también la ciencia incompetente. Quien la usa tiende a no saber demasiado de lo que está diciendo, por lo menos eso hace presumir su uso de lo no enunciado. La ciencia del etc. suele dejar una pobre impresión sobre el pensador. Este pensador, para parecer más recursivo usa también la muletilla “y otros” para no atreverse a agotar su panteón de enumerados ni enunciados.

La ciencia misteriosa que el etc. nos brinda podría ser más intrigante y pobre. Cuando se usa este recurso para no nombrar el panteón completo se nos quiere someter a una ciencia de misterio que puede tener que ver con lo no descrito ni descubierto aún, con lo que no se quiere decir ni compartir (ya sospechan que a menudo estoy a punto de salirme de la nota con el recurso, etc.).

La ciencia de las entregas por dosis. Etc. puede ser usado para querer entregarnos pensamientos en pildoritas, una especie de capítulo siguiente para que el lector o el oyente se imagine lo que pueda continuar y lo que vendrá. Así, el etc. eterniza lo que no se puede agotar o lo que se es incapaz de concluir. Las dosis, más que entregas míseras, parecen de alargue porque no se sabe el final del cuento y no se sabe dar el fin que se merece.

La ciencia vacía puede ser pronunciada o coartada por el etc. La cantidad de veces que uno se enfrenta a un buen principio que se precipita con un etc. final. Se ha empezado el camino y se ha sido incapaz de acabar o de concluir. Los serios epistemólogos han dicho que el etc. tiende a asesinar un serio intento racional para convertirlo en incompetencia vacía de formulaciones. Los antropólogos, más juguetones, han dicho que no existen pueblos, ni costumbres etc.

Finalmente, para no acabar con un etc., este recurso no entrega la ciencia que no es. El recurso siempre nos deja con la duda y se hace el enunciado principal que no se sabe decir ni enunciar. El único etc. válido pudiera ser la ciencia que aún está en ciernes, no el vacuo intento de no saber hacerla ni pronunciarla.

En fin, el etc. también se usa para no cansarse tanto en los enumerados que no podemos agotar, por lo que decidimos por un largo etc. que se ha quedado en…. ¿dónde? Es probable que el etc. nos oculte lo fundamental que no sabemos.

 

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