Hace más de tres años y medio que el satélite Túpac Katari fue lanzado al espacio en medio de grandes promesas. El Presidente del Estado y otras autoridades aseguraron en ese entonces que esta infraestructura de telecomunicaciones que costó más de 300 millones de dólares serviría sobre todo para ampliar los servicios de telefonía móvil y llevar Internet al área rural boliviana.
Hoy, cuando ya el satélite ha ejecutado al menos el 70 por ciento de su capacidad, la brecha digital entre las ciudades y el área rural persiste. En investigaciones periodísticas, se pudo comprobar que en varios municipios el Internet satelital prometido no llegó a las unidades educativas ni hospitales, y la conexión privada –incluso con otro tipo de tecnología–, en general no es ni de mediana calidad.
Con la revolución actual de Internet, que ya llega a todo tipo de dispositivos y lugares, y que ha abierto una era de conocimiento incomparable, que buena parte de la población siga rezagada digital y tecnológicamente es ya un grave problema social y económico para un país.
Es cierto que la expansión de la telefonía móvil ha permitido que haya jóvenes en el campo que dominan los juegos virtuales, las aplicaciones de chat y las redes sociales, pero poco o nada saben de otros recursos para mejorar sus conocimientos en todos los ámbitos, investigar o hacer ciencia. Sus “megas”, dijeron, se acaban viendo videos musicales o de bromas. Son al fin y al cabo “marginados” tecnológicos y en la actual carrera global corren el riesgo de simplemente quedarse atrás con la consecuencia para Bolivia de perder un recurso humano que puede ser clave para su desarrollo futuro.
Alcaldías, autoridades de salud, de educación y maestros hacen algunos esfuerzos, la mayoría personales y con recursos propios, para cubrir baches. Entretanto, ¿qué hace el Estado? La Agencia Boliviana Espacial (ABE) se limita a la administración técnica del satélite y no hay información oficial sobre las causas por las que no se pudo cumplir aún los proyectos de acceso tecnológico en el área rural de los cuales uno de sus ejecutores es la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL).
El Viceministerio de Ciencia y Tecnología afirmó que la brecha digital se ha reducido en parte gracias al equipamiento de computadoras a profesores, la instalación de telecentros en unidades educativas y la entrega de portátiles Kuaa para el uso de los estudiantes. Sin embargo, muchos de estos telecentros permanecen cerrados, no tienen Internet, y varias de las Kuaa son apenas usadas o tienen fallas.
Sería importante que el Gobierno nacional se sincere sobre el real alcance del satélite y explique si la millonaria inversión efectivamente redujo las diferencias tecnológicas entre las ciudades y los municipios rurales o cuál finalmente es su uso. De esta manera tal vez se podría diseñar y ejecutar un mejor plan. Aún estamos a tiempo. (R)
Es necesario que el Gobierno nacional informe con claridad sobre el real alcance del satélite y explique si la millonaria inversión efectivamente redujo las diferencias tecnológicas entre las ciudades y los municipios rurales