El domingo pasado, el episodio de la mujer cananea, nos enseñaba que el que cree en Jesús, Hijo de Dios, y le sigue dócilmente, pertenece al pueblo de Dios, la Iglesia de Cristo. Católico quiere decir “universal”, que acoge en plenitud las palabras y a todas las personas de buena voluntad, que buscan sinceramente a Dios. Y a su enviado Jesucristo. Los católicos antes que nada somos cristianos. Este es nuestro nombre, CRISTIANO. Desde el bautismo nuestro nombre es cristiano, Hijo de Dios. En el evangelio de hoy, Pedro proclama a Jesús como el Salvador, el Mesías y Jesús le da la misión de ser LLAVE y PIEDRA de la iglesia de Cristo, el Pueblo de Dios, que está organizado jerárquicamente, porque el Maestro ha querido así. El Señor mismo ha puesto exigencias para entrar y para permanecer en Iglesia. Pedro es la cabeza visible de Cristo.
Algunas personas dicen que no puede ser Pedro, la piedra de la Iglesia, pues negó a Jesús en la noche de la Pasión, renegó del Maestro, además, se escondió de los que lo buscaban para apresarlo, al igual que los apóstoles, excepto Juan que estuvo valientemente junto a la Cruz. También podía hablarse de la corrección que le hace Pablo por haber tenido una simulación, respecto a comer las carnes de los sacrificios paganos. No obstante esto, Jesús aceptó el arrepentimiento de Pedro y le encarga el cuidado de sus ovejas, después que Pedro manifestara y llorara estos actos. Pedro dijo a Jesús:” Tu sabes que te quiero”. Jesús le dice a Pedro apacienta mis ovejas. El poder de las llaves no depende de Pedro, es de Jesús, sino de las facultades que le ha concedido
Las llaves son necesarias, según Cristo, para mantener cerradas o para abrir, en el momento oportuno, las puertas de la casa o de una habitación. Por eso se convierte fácilmente en símbolo de poder, de autoridad. Cuando una visita importante llega a una ciudad uno de los gestos simbólicos y de cortesía, es entregar las llaves de la ciudad. Es el el mismo Jesús quien transmite esta misión de autoridad a Pedro con el símbolo de las llaves. Aquí se clarifica, como equivalente el “atar “y “desatar” en la lógica de” abrir” y cerrar, para expresar el hecho de admitir o no admitir a la pertenencia en la Iglesia. No es una imagen exclusiva de Pedro, esto se extiende de alguna manera a los obispos y sacerdotes. El Papa es el primero en poseer el poder de atar y desatar y, ese poder, está confiado a la Iglesia. Hoy, como siempre, ha habido miembros de la Iglesia que se han separado de la Iglesia católica y crean nuevos grupos cristianos, porque no reconocen las palabras de Jesús. Es necesario recordar esto y no dejarse engañar. Los primeros herejes y cismáticos nacieron cuando aún vivían los apóstoles. El evangelio de este domingo nos invita a reconocer en el Papa los poderes que Jesús le dio.