Amenos de tres meses de terminar el año, es conveniente recordar que la mirada de autoridades y pobladores debe dirigirse a la conmemoración del Bicentenario en 2025.
Desde esta página editorial, hemos venido impulsando desde hace mucho tiempo atrás la necesidad de que Sucre concentre, como la Capital de Bolivia, y lugar donde se firmó el Acta de Nuestra Independencia, la organización y los actos centrales de esta importante conmemoración a nivel nacional.
Pero también, hemos insistido en que nuestras autoridades locales y regionales articulen esfuerzos para que esto pueda ocurrir, porque es lógico pensar que si bien, históricamente, nos corresponde ser la vanguardia de la celebración, tenemos que demostrar en los hechos y en el presente que estamos preparados y dispuestos a empujar este desafío.
La Alcaldía avanzó en reunir personalidades para la conformación de un comité, el cual se encargaría de la planificación y organización de este evento. El burgomaestre convocó a reuniones preparatorias, una de ellas con los ex alcaldes de la ciudad, y otra con representantes de instituciones y organizaciones ciudadanas, pero no hemos sabido de más avances.
“El Bicentenario tiene que dejarnos símbolos, símbolos de unidad, de pertenencia, de que en esta tierra ha habido grandes hombres y mujeres, y uno de ellos por ejemplo, es que en el cerro Sica Sica podamos construir el monumento más grande del continente americano en homenaje a doña Juana Azurduy de Padilla”, indicó Arciénega en esa oportunidad.
Sin embargo, más allá de estos símbolos, lo que necesitamos es que esta sea una oportunidad para planificar y materializar proyectos estratégicos y de envergadura capaces de transformar la actual realidad económica de la ciudad de Sucre, en particular, y de Chuquisaca en general, como ya lo hemos expresado hasta la saciedad.
La ciudadanía está pendiente.
Primero, de la conformación de este comité, que como ya lo han expresado varias voces, debe ser lo más democrático y participativo posible, evitando su excesiva politización, para que goce de una legitimidad innegable a la hora de proponer y fiscalizar lo que se proyecte para el futuro.
Segundo, de la articulación entre nuestras autoridades, locales y regionales, que deberán ser capaces de llamar la atención nacional sobre la conmemoración y concentrar la misma en torno a su liderazgo. El éxito de esta empresa radicará en la capacidad de gestión de nuestras autoridades con el Estado y sus instituciones, pero además de unir a sus pares a nivel nacional, para lograr una fiesta de integración boliviana real.
El Bicentenario está a la vuelta de la esquina. Nuestro consejo a las autoridades sería el mismo del proverbio chino: no actuemos como si ante nosotros hubiera un siglo por delante, siempre es más tarde de lo que parece. (R)
Más allá de símbolos, lo que necesitamos es que el Bicentenario sea una oportunidad para planificar y materializar proyectos estratégicos y de envergadura capaces de transformar la actual realidad económica de la ciudad de Sucre, en particular, y de Chuquisaca en general