Conversiones milagrosas

PAREMIOLOCOGI@ 16/10/2017
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Nunca es tarde para cambiar, aunque cuando los giros de 360 grados surgen al borde del abismo o del ataque de nervios, huelen a milagrosas e incluso, a muy pero muy sospechosas, generando más dudas que certezas. Dicen por ello, mutatis mutandis, que cuando la limosna es muy generosa, hasta el santo desconfía.

Pues bien, de pronto, el régimen se ha vuelto devoto del Sistema Interamericano de DDHH, al extremo que para justificar el “derecho humano” a la relección sine die de su jefazo, está invocando ante su Tribunal Constitucional aplicar control de convencionalidad, nada más ni nada menos respecto del art. 23 de la Convención Americana de DDHH que se refiere a los derechos políticos (a los del ciudadano por si acaso, no a los del poderoso).

¿Será genuina tan milagrosa y repentina conversión? ¿No será otra estrategia envolvente MAS? Me remito a la prueba: Si la memoria no me falla, en por lo menos tres oportunidades, el presidente –emulando a su jefazo Chávez y luego de oficio- amenazó dar a la fuga a Bolivia de la jurisdicción de la Corte IDH. El Google me sopla que la última vez fue el 2003, cuando amenazó retirar Bolivia de la CIDH “a la que equiparó con una “base militar” de Estados Unidos, dirigida a juzgar a otros países”. Posteriormente, junto con el Ecuador y el resto de los países del socialismo del siglo XXI, impulsó una reforma al Sistema Interamericano de DDHH ante la OEA, sin el menor éxito. Es más, hicieron un papelón, pues el Sistema Interamericano de DDHH, como hasta su nombre lo proclama para el más despistado, fue creado para proteger los bienes más importantes de cualquier gobierno, genuinamente, democrático: los DDHH de sus ciudadanos, frente al poder.

Desde el inicio de su régimen, hace más de una década, la Asamblea Legislativa Plurinacional levantó la mano para sancionar una cantidad importante de leyes, usualmente enviadas desde el ejecutivo, que contenían varias y groseras vulneraciones a la CADH u otros instrumentos de DDHH que forman parte del plexo normativo del Sistema Interamericano. Por ejemplo: las violaciones al derecho al recurso de las Leyes 007 y 044 que van contra el art. 25 de la CADH; el absurdo plazo de 10 días para plantear excepciones de la Ley 586 que vulnera una cantidad de normas de la CADH sobre la defensa, juicio previo y el derecho al recurso y así sucesivamente....Por si fuera poco, la misma Constitución aprobada a sangre y fuego en La Calancha, contiene también varias violaciones a la CADH y no en lo que concierne a la relección, sino, entre otras, la imprescriptibilidad de delitos viola el plazo razonable previsto en aquella Convención o, la más celebre, por lo desproporcionada e irrazonable, la retroactividad en perjuicio de los delitos de corrupción de su art. 123, viola el art. 9 de la CADH (principio de legalidad y retroactividad). ¿Sabían ustedes que en la historia más negra del Derecho Penal, los únicos regímenes que permitieron la aberración de la aplicación retroactiva de la ley penal en perjuicio, fueron el Nazismo y el Fascismo y, ahora, en pleno siglo XXI, el régimen boliviano? Y lo que es peor, nuestro caso es el único que lo tiene en su Constitución Política!!!

Más pronto que tarde, el régimen sufrirá las consecuencias de esas y muchas otras violaciones, las que, por el momento están siendo investigadas por la Comisión IDH y, pese a las demoras que sufren en el sistema por la abundante cantidad de denuncias, el estado plurinacional de Bolivia será juzgado ante la Corte IDH y, veremos…si la conversión fue genuina o resultó otra estrategia envolvente más.

Ahora bien, si la conversión del régimen es genuina y, realmente han decidido redimirse ante el Sistema Interamericano luego de todas esas tropelías y dislates; para dirimir vía control de convencionalidad los alcances del art. 23 de la CADH en relación a la relección, el estado (lamentablemente, sólo él) tiene abierta la vía para pedirle a la Corte IDH una opinión consultiva sobre el tema, la que naturalmente, es vinculante para el consultante y los demás estados miembros. ¿Por qué no lo hace? Todos olemos la causa. Es preferible usar su dócil Tribunal, que acudir a uno de a de veras, que es independiente e imparcial. A propósito, RENARD aconsejaba: “De vez en cuando di la verdad para que te crean cuando mientes”.

 

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