No entienden, no aceptan

08/11/2017
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Alguien me decía que la triste situación de nuestra ciudad no se debe sólo a que se nos haya marginado del desarrollo, sino a nosotros mismos, a nuestra falta de capacidad, de decisión, de educación y a nuestro marasmo colectivo, a nuestra resignación de vivir en una ciudad sucia, entre basura, desde el momento mismo en que llegamos a Sucre, por tierra o por aire. Qué razón tiene.

A lo dicho se suma el desorden. Estamos lejos de reunir las condiciones que requiere el turismo que empiezan por la limpieza y el orden. Seguramente me dirán que precisamente hace unos días las autoridades municipales han vencido a los invencibles sindicatos de transporte público, que han tenido que aceptar el reordenamiento impuesto por la Alcaldía. Cierto, pero esta columna no ha nacido para felicitar a quienes cumplen su obligación y su labor de servicio, pues para eso se les paga con los impuestos de los ciudadanos. Ha nacido para defender la ciudad, para sugerir, para opinar, aunque insólitamente esta actitud provoque molestias.

Paulatinamente se implementará el plan de reordenamiento vehicular, seguramente se irán haciendo ajustes, pero no se empezó con lo prioritario que es establecer paradas oficiales. ¿Será muy difícil fijar espacios y obligar a conductores y peatones a respetarlas? Una fuerte multa al conductor infractor sería la mejor medicina. Los palos, postes o como se llamen que ha puesto Tránsito no son muy decorativos que se diga, pero hay que reconocer que están cumpliendo su función ya que están enseñando a los conductores de los sectores público y privado a tomar el carril correcto. Es una forma de educar. Podía usarse otro palo convertido en multa para educar a los que paren en lugares no autorizados.

La población necesita educación y las autoridades tienen la obligación de educar. Campañas radiales, televisivas y prensa son necesarias, con fondos que beneficiarán a todos los medios de comunicación que pudieran establecer tarifas especiales contribuyendo a un bien común. Nuestra gente no sabe utilizar los pasos de cebra, tarea difícil por cierto, pero hay que insistir. En otras ciudades bolivianas están en mejores condiciones que en la nuestra.

Los buses siguen parando en cualquier parte, aun en plena esquina cortando dos calles, y no se ha empezado por normar una de las principales causas de nuestro caótico tráfico. ¿Es que no hay nadie que piense y nadie que acepte una sugerencia? ¿Será tal la soberbia de los que tienen a su cargo esta función que sólo llevan a la práctica lo que sale de sus cerebros, ya que lo que piense la demás gente no vale para nada?

No debe ser tan así puesto que nuestro desorden parece invencible. ¿Y el parqueo permitido a ambos lados de las aceras en calles de doble ruta? ¿No leen el periódico las autoridades de Tránsito? Si se les ha dado hasta el nombre de las calles en las que ocurre lo citado. Esa teoría fisiocrática de dejar hacer y dejar pasar nos está matando como ciudad.

Es una pena, no entienden o no aceptan sugerencias, creerán que con lo que ellos piensan es suficiente, pero la realidad demuestra que no.

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