Ante la noticia de un nuevo representante diplomático de los Estados Unidos en Bolivia, quien se hará cargo de los asuntos norteamericanos en nuestro país, me puse eufórico y como diría mi tío Huebastián “chocho de la vida” abrazando a mi corresponsal en el Palacio Real de la Plaza Murillo y despeinando sus trenzas la invité a bailar brevemente la cueca “levantate Carmen Rosa”.
Después de esa primitiva forma de demostrar mi alegría por el hecho noticioso, me puse a hablar con ella acerca de los beneficios que obtendría Bolivia por la mencionada designación porque considero que la presencia en el país de un Encargado de Negocios de los Estados Unidos pondría loco de contento a nuestro Presidente Vitalicio Evo Morales, quien se ha proclamado y lo hará siempre…campeón de la lucha patriótica antiimperialista para la cual se precisa de un gringo que se ponga al frente y así poder usarlo de “Punch” en sus momentos de mayor fiebre antinorteamericana.
Informaciones de prensa dan cuenta de que el Sr. Williamson tiene experiencia diplomática en varios países latinoamericanos aunque nunca en un país tan “typical” como el nuestro, donde el Presidente Vitalicio nunca se equivoca y si lo hace llama a sus “abogadillos” para que solucionen el conflicto, echándole la culpa a los pocos opositores que quedan en pie, aunque más efectivo es el recurso de señalar al representante norteamericano como el culpable del entuerto.
Sin embargo y por arte de magia nuestras relaciones con Cuba, Venezuela, Irán, Rusia y China van boyantes y recién hace pocos días los oficialistas han celebrado el centenario de la Revolución Rusa de octubre pero que fue en noviembre; este es más o menos el cuadro de situación que las relaciones bilaterales entre las dos grandes potencias como ser Bolivia y U.S.A. no siempre estuvieron en este punto muerto, pues tuvimos días felices de buena amistad como el apoyo que recibimos para nuestra causa marítima y el fugaz periodo de colaboración comercial que abrió a nuestros tejidos las puertas de los mercados gringos.
Mi discípula periodística se adhirió a mis manifestaciones de bienvenida al nuevo diplomático que llegará al país en breve, pronosticando que su Jefe Evo, ya tendrá una excusa para todos sus tropezones y desaciertos, lo cual es de esperar.