Propicia la oportunidad para esta nota celebrando el trigésimo aniversario de Correo del Sur. Esta columna nació hace más de 20 años a pedido del ex director don Jorge Suárez, que me solicitó expresamente escribir todos los miércoles preferentemente sobre asuntos relacionados con la ciudad. A su fallecimiento, el nuevo y actual director, Marco Dipp, mantuvo la columna, cuyos temas muchas veces son comunes con los de la línea editorial y coincidentes con los comentarios de este medio de comunicación, que está siempre pendiente del progreso de nuestra ciudad y nuestro Departamento y va hacia la tercera parte de siglo defendiendo los intereses chuquisaqueños, habiéndose convertido en patrimonio de toda la región.
Durante ese ya largo lapso, se han escrito más de 1.000 artículos en esta columna, la mayoría de los cuales sobre el estado de conservación del patrimonio de la ciudad y siempre con sugerencias, aunque muy pocas veces tomadas en cuenta. Obviamente, no faltó la crítica, pero jamás negativa, pues la manera de construir no es atacando a quienes ejercen temporalmente el poder departamental, sino tratando de hacerles ver lo que a veces no ven porque están atrapados por el trabajo rutinario.
Una parte de los temas de esta columna han sido clasificados y publicados en un libro llamado “Mis dos pasiones, mi ciudad y mi país”, dentro de los que están el aeropuerto, el centralismo, el eje central boliviano, el marginamiento de Chuquisaca y del sur, el posible retorno del Poder Legislativo como mandaba la Constitución de entonces, la riqueza que genera el turismo, la importancia de conservar y respetar el centro histórico y muchos otros de interés general, todo gracias al Diario Correo del Sur cuya primera edición salió un 29 de noviembre de 1987, después de que durante 20 años la capital boliviana no tuvo un diario que se ocupe de los intereses y problemas regionales. Similar situación tenía Potosí hasta que un 5 de julio de 2001 salió a la luz “El Potosí”, actual referente periodístico de la Villa Imperial.
Es encomiable que la familia cochabambina Canelas, tradicional en la historia periodística del país, invirtiera en territorio ajeno a su domicilio y que se fijara precisamente en Chuquisaca y Potosí, departamentos unidos por la historia y las tradiciones y por qué no decirlo, también por el infortunio. Ahora, ambos diarios son un verdadero complemento y cumplen una labor eficiente y de mucho beneficio para una importante parte de Bolivia, nación que no acaba de comprender lo que significa la verdadera integración.
Bajo el principio de que la gota labra la piedra, esta columna mientras exista seguirá en la lucha de las reivindicaciones regionales, de la conservación de la ciudad, de la necesidad de mantenerla para atraer más turismo, de la obligación de prepararla para el Bicentenario de la Fundación de la República, en el convencimiento de que es necesario proteger nuestra historia, cultura y tradiciones.
Este aniversario es una feliz oportunidad para recordar a la familia Canelas, al principal impulsor de Correo del Sur, Gonzalo Canelas, a los dos primeros directores ya fallecidos: don Fernando Ortiz Sanz y don Jorge Suárez, a su actual director Marco Dipp, a sus colaboradores y periodistas, además de los sacrificados canillitas y a toda la familia de Correo del Sur, haciendo votos para que continúen trabajando por el progreso de la región, manteniendo su independencia y su imparcialidad, recordando lo que dijo el poeta y dramaturgo francés Víctor Hugo hace más de un siglo: “la prensa es el dedo indicador de la ruta del progreso”.