¿El país bang bang y el de algunos suwa thapas?

CIENCIA CUÉNTICA 13/12/2017
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Volvió a ocurrir y parece que el poder y los poderosos siguen arguyendo libertad y el derecho de autodefensa, las enmiendas primera y segunda de la constitución gringa para evitar el control de armas.

Esta vez fue Las Vegas, la ciudad de los casinos, las apuestas y el lema: “Lo que sucede en Las Vegas se queda en Las Vegas”. Un hombre sin motivos conocidos aún cazó a 58 con la muerte e hirió a más de 500. ¡Tenía todo un arsenal en el hotel desde el que cazó a los espectadores de un concierto de música country! Los asistentes eran 22.000. Y nadie pareció darse cuenta de los preparativos.

Por este hecho y por cosas parecidas ha vuelto a surgir el debate del control de armas y se presume que el debate acabará ahí en la pena, los deseos y los escándalos de conciencia, ¿hasta que otra masacre ocurra?

A los que somos de estos lados nos impresionan la facilidad y las razones por las cuales se pueden almacenar armas y manejarlas por las calles y que el gobierno ni el ejército tengan el poder constitucional de controlarlas o requisarlas. Este es otro país, gran parte de su economía está basada en la producción y venta de armas, en la investigación para hacer más efectiva y masiva la muerte. Tiene una poderosa organización que tiene lazos casi imposibles de vencer, la NRA (National Rifle Association –algo así como la asociación nacional del rifle). Ellos pagan campañas, las auspician, invierten para que su negocio siga fluyente. Éstos, cuando hablan de control, sacan los derechos de sus enmiendas constitucionales, hasta dicen que no son las armas las que matan, sino los hombres. Creo que no se atreven a poner al binomio junto: hombre sin armas no mata y armas sin hombres no funcionan.

Estos debates sobre armas parecen los que en nuestro país tenemos sobre el escándalo que pueda provocarnos la corrupción, la pobreza, el malestar de la educación, la eternización en el poder; nos dejan perplejos, pero parecemos hacer nada. El último escándalo de corrupción es el desfalco en el banco Unión. Frente a esto nos rasgamos las vestiduras y ¿hacemos algo? Muy poco. Esta es la fuente de ingresos de muy pocos y su fuente de enriquecimiento a costa de la pobreza de muchos; el paralelo con el norte, a causa de la vida de muchos. Los corruptos del momento a la cárcel, ¿pero la corrupción como práctica y manera de ser?, vivito y coleando.

En el norte la prensa abunda en llamados al control ante el sentimiento ofendido de la asociación de libre circulación gatillera; en nuestro país abundan los llamados para erradicar la corrupción y el firme sentimiento de las autoridades que “se comprometen a hacerlo”.

Matan tanto la tortura como los gatillos que escupen muerte; la corrupción condena a una languidez más tortuosa y las armas a un baño de sangre. Ambas prácticas terminan en muerte.

Acabo de leer que en Baltimore, la ciudad que tiene el porcentaje mayor de muertes por armas de fuego son los pobres, los barrios más peligrosos donde los que más padecen estos problemas y esto parece importar menos a las autoridades. Las víctimas de la corrupción importan a nuestras autoridades, pero las soluciones no parecen una prioridad.

En fin, tanto mandan al infierno los gatillos como las buenas intenciones, sobre todo las que postergan las soluciones hasta que otra vez suceda lo mismo y sólo salgan las buenas intenciones y nunca las soluciones porque “poderoso caballero es el dinero”. Y el ama suwa, ama llulla, ama qhilla, sigue siendo el gran lema, no la práctica.

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