El retorno a clases

CIENCIA CUÉNTICA 17/01/2018
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El regreso a clases, momento lleno de mucha ilusión, para algunos, de mucha tensión, por querer continuar de vagaciones; los padres, maestros y directores pasan por parecidas tensiones. Es así que durante este último tiempo, los padres gozan cada vez de menor descanso, pues las obligaciones se han duplicado y muchos de ellos cursan nuevamente la primaria, la secundaria y hasta la universidad junto a sus hijos, como que experimentaran un desquite de por vida. Y de ahí que no resulta ya raro recibir a los padres o hermanos en las aulas universitarias, consultando por las calificaciones o promedio de notas de sus hijos, tarea por demás incómoda.

En la escuela, escuchamos con frecuencia que las madres pasan largos periodos de tiempo en los ingresos ya no sólo para dejar o recoger a los niños, sino para parlotear sobre las actividades del aula, los profesores, las tareas y comentario sobre uno y otro profesor, cómo son y cómo no son, qué les gusta o les disgusta; y hasta hay quienes tratan de resolver las tareas y planifican estrategias para facilitar ese cometido.

Durante este último tiempo este afán han pasado al tercer entorno (espacio digital), el whatsapp del curso, donde las madres afanosas bombardean con mensajes para minimizar el esfuerzo del niño y compensar la displicencia en la atención, la memoria, la responsabilidad entre otros, a pesar de que muchos padres, madres sobre todo, se encuentran en las salas de espera de los colegios, ya no les sucede la relación cara-a-cara. En casos extremos hay grupos que ante la menor duda, sin pensarlo dos veces, lanzan mensajes para consultar detalles de la tarea, los horarios, los exámenes y acosan a los profesores obligados a dar clases a los padres y brindar explicaciones por este medio a los escolares en un segundo intento. En muchos casos da la impresión de que los padres cursan cursos inferiores con efecto retardado y realizado, como 20 o más años después.

Recordaremos que parte de la tarea es la atención a las demandas, el manejo del tiempo, la tendencia al logro y la autorregulación que se refiere a la capacidad de controlar su propia actividad, investigar y supervisar para ver dónde están sus dificultades a la hora de enfrentar un reto. Estas experiencias enseñan a que aun cuando ya no se puede, hay que seguir, pues hay una responsabilidad con el otro y el desafío con uno.

Monereo, en 2014 señalaba la importancia del aprendizaje estratégico, junto a otros autores, estudian los predictores del éxito y concluyen que la autorregulación es una capacidad que se debe desarrollar desde la escuela, de ahí que cobran importancia el despertarse con el timbre del reloj para levantarse por sí solos a partir de los diez años, la autonomía por empezar la tarea a partir de la secundaria, el resolver el problema (que por algo se llama así) requiere de un despliegue de procesos mentales que no sólo ejercitan la cognición o el pensamiento, sino las actitudes frente a una dificultad (cuestiones más cognitivas del pensamiento y la lógica humanas como acceso a la información, manejo del tiempo, organización, análisis, reflexión, hasta cuestiones de motivación, comunicación y otros), que los padres con su conducta no dejan ejercitar ni aprender nuevas estrategias de resolución de problemas. Estos son los padres intrusivos que creen resolver los problemas de tareas de sus hijos (aquellas excesivas propuestas por profesores que a pesar de la proclamación de liberar a los niños de tareas para la casa insisten en esta práctica obsoleta).

Del ervror se aprende, frase vieja que alude a que el error es educativo, no obligatorio sin embargo. Constantemente nos vemos afectados por fracasos en nuestros planes, proyectos inconclusos o que se desmoronan o se frustran, lo que no quiere decir que luego no se vuelva a intentar y repensar.

Los padres deben dejar esa actitud de temor a la tarea imperfecta, la nota no sobresaliente si es mérito propio, si en el esfuerzo de intentar el niño alcanzó esa calificación no es malo, es meritorio porque lo hizo solo y ya se planteará mayores desafíos mañana, el cien o el cincuenta pertenecen al niño, no al papá ni a las páginas sociales.

La escuela es más que sólo tareas bien hechas y exámenes exitosos; el ser humano es curioso, desde el nacimiento está en permanente búsqueda y aprendizaje con el fin de encontrar algo que lo haga feliz; la escuela no es más que otro espacio que le permite además de aprender contenidos académicos, procesos de socialización, adaptación, toma de decisiones, resolución de problemas y aprendizajes para la vida. La escuela está entre lo serio y lo payaso: en aprobar con buena curiosidad y en disfrutar divirtiéndose y divirtiendo a los demás, incluso a los papás.

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