Hace algunos días pudimos conocer una entrevista a nuestro vicepresidente García Linera, en la cual se observó como siempre un discurso sesgado, sin apego a la verdad y con argumentos poco sólidos para sustentar su proceso, y obviamente cargado de mucho rencor hacia una clase social y con su ya acostumbrado discurso divisionista. Algo sí fue diferente, que de alguna manera y aunque denostando el mérito, tuvo que admitir la fortaleza de la oposición.
Al ser consultado sobre su visión de la oposición en este pasado 21-F, primero y obviamente faltando a la verdad, manifestó que las movilizaciones del MAS fácilmente cuadriplicaron e inclusive quintuplicaron a las fuerzas opositoras en número. Indicó que el partido de gobierno demostró no tener los dos tercios únicamente en la Asamblea, sino también en las calles. Al respecto, seguro estoy que aquella falacia no se la cree ni su entorno más cercano, ya que todos pudimos observar la fortaleza del pueblo organizado en contra de este gobierno. Y fuimos además testigos de sus marchas, donde prácticamente todo su caudal de personas era de instituciones públicas, quienes fueron obligados a asistir a las mismas o personas de las áreas marginales que fueron trasladados a las ciudades; habiendo inclusive utilizado en casi todas las ciudades capitales movilidades institucionales para transportar sus banderas, petardos, gente, etc.
Al ser consultado sobre si habría algo que reconocer en la oposición, mencionó que sí pero inmediatamente intentó opacar aquella respuesta que no pudo evitar, al señalar que la oposición logró irradiarse a escala nacional, y muy fiel a su estilo, ingresó con el discurso divisionista, asegurando que aquello visibilizó la división social de acuerdo a clases. Según el señor García, los bloqueos opositores fueron muy fit, con parrilladas, fitness y algo más de su perorata habitual, versus, según decía, las movilizaciones del MAS que fueron muy humildes como siempre.
Ciertamente la humildad no es lo que caracteriza a las movilizaciones del MAS, por su forma de ser aguerridas y agresivas hacia quien no comparte con su criterio, sumado aquello a las banderas, petardos y otros, que fueron trasladados en movilidades gubernamentales, no dejando a la imaginación con qué dineros fueron costeados todos aquellos enseres. Por otro lado y como siempre que tiene oportunidad manifestó que las clases medias son muy racistas. Al respecto, creo que aquello no merece mayor comentario, sino un ligero análisis de parte de cada uno de los lectores y así sacar sus conclusiones.
La entrevista continuó con un montón de adjetivaciones e incitaciones a la división muy propias de su discurso cargado de odio, pero aquel diálogo tuvo su punto más elevado cuando el señor García mencionó: “¿Usted cree que eso (la repostulación de Evo Morales) lo vamos a rifar por un apego abstracto a la norma?”, agregó además que señalar que utilizarán los espacios de la C.P.E., para aquel fin. Dicho de otra manera, según su visión Gramscista, al estar ellos actualmente en el poder estatal se rehusan a dejar el gobierno, inclusive si aquello consiste en un irrespeto flagrante de la ley.
Irónicamente al tener control absoluto de los Órganos del Estado, esperan que el pueblo acepte su fallo constitucional que les permite la repostulación. Supongo que bajo esa misma visión, tendrá que ser el pueblo organizado, quien obligue a esta oligarquía, que cada vez tiene menos adeptos, a respetar las leyes. Vamos por buen camino.
