Una ingratitud más

EDITORIAL 21/03/2018
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En 1996, tras la muerte de Hernán Siles Suazo, el congreso de Bolivia quiso rendirle homenaje pero su viuda, María Teresa Ormachea, se negó. Sus razones eran más que valederas: hasta el momento de su muerte, el verdadero líder de la revolución nacional estaba sumido en la ingratitud y el olvido.

Siles enfrentó muchos retos en su vida y uno de ellos fue presidir Bolivia tras la recuperación de la democracia. Lo hizo frente a un congreso adverso porque, pese a que tenía casi el 39 por ciento, el resto era la oposición. Por ello, tuvo que enfrentar un desgobierno que, entre otras cosas, soportó el mayor proceso inflacionario de la historia.

De pronto, el pueblo boliviano olvidó el aporte de Siles a la historia. Su liderazgo en la revolución del 52, mientras Víctor Paz Estenssoro estaba en el exilio, y su aporte a la recuperación de la democracia. Se le vinculó a la hiperinflación y, como injusto castigo, se le relegó al ostracismo. Cuando se le quiso rendir homenaje en el 96, a su viuda le pareció hipocresía.

Cuando Siles asumió el mando de la nación, quien le puso la banda presidencial fue Julio Garrett Aillón. El chuquisaqueño también integraba el Congreso del 80 y era el presidente del Senado así que le correspondía ese honor.

Al igual que muchos grandes de la época, Garrett también fue un luchador de la democracia. En su larga carrera política, le tocó defender el establecimiento de relaciones entre Bolivia y los países socialistas. Debido a ello, poco después fue nombrado embajador ante la Unión Soviética. Fue el primero en desempeñar el cargo.

En 1974 fue desterrado junto a Paz Estenssoro y en 1980 la dictadura garciamecista lo mandó a detener para echarlo nuevamente del país.

Ya en tiempos democráticos, fue el vicepresidente de Paz Estenssoro y en esa condición fundó la Universidad Andina Simón Bolívar que, por su deseo, fue establecida en Sucre, la capital constitucional del país.

Tras su retiro de la política, se abocó a la vida académica como rector de la universidad que ayudó a crear. Desde allí, pasó los últimos años de su vida dedicados enteramente a generar y promover proyectos visionarios para la ciudad de Sucre.

Pocos le dieron importancia. Al igual que Siles, la mayoría de la gente olvidó sus aportes anteriores y se enfocó en sus últimos años. No faltó quien lo rotulara como “derechista” por haber militado en el Movimiento Nacionalista Revolucionario. Pocos sabían que, en realidad, Garrett defendía el socialismo.

Así, mientras el país comenzaba a disfrutar de la democracia que él ayudó a construir, sus consejos eran escuchados por pocos y sus proyectos seguidos por nadie. Sin quererlo, también se le redujo al ostracismo.

Cuando murió, la gente recién volvió la mirada hacia él. Los pocos que leyeron sus datos biográficos descubrieron que, en realidad, Garrett estaba lejos de lo que la mayoría creía. No sólo fue uno de los grandes de la historia nacional sino, también, un referente para el desarrollo de departamentos como Chuquisaca.

Cuando le puso la banda a Siles, ésta apareció, en primera instancia, al revés. Muchos interpretaron aquello como un mal augurio. Aún ahora, pese a la distancia del tiempo transcurrido, no se sabe si fue para el país o para los protagonistas de ese momento histórico.

Y, para redondear al círculo de las coincidencias, habrá que apuntar que Siles nació un 19 de marzo de 1913 mientras que Julio Garrett Aillón murió en la misma fecha pero de 2018. Grandes hombres, grandes momentos, grandes coincidencias… grandes ingratitudes.

Siles Suazo nació un 19 de marzo de 1913 mientras que Garrett Aillón murió en la misma fecha pero de 2018. Grandes hombres, grandes momentos, grandes coincidencias… grandes ingratitudes.

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