Tenía dos temas para hurgar, cual gallinita que sale del gallinero a buscar gusanitos de la basura que escarba: ¿acaso ésa no es la función del analista? Un tema es de la relación con Chile y el fallo de la Corte Internacional de La Haya. Otro, meditar si Bolivia y su mandamás prorroguista son una suerte de isla inmune a la corrupción que aqueja a los gobernantes de países vecinos, que tienen una vertiente original: la operación Lava Jato en Brasil.
Sobre el uno, después de que el Gobierno malgastara una vez más cuantiosos recursos de todos los bolivianos llevando de turistas a gil y mil gobiernistas, opino que Chile no cederá el pedacito de costa que pedimos, así lo determine la corte celestial, ofrezcan agua del Silala, y lagos multicolores de Sud Lípez en trueque injusto. Al cabo ya tienen el agua de los manantiales de Silala, y ¡guay! Que bolivianos corten el flujo artificial; ¿acaso turistas no visitan las lagunas multicolores potosinas desde San Pedro de Atacama?
Sin embargo, empezó el tapujo de la corrupción. Dicen que para matar un tema basta crear una comisión; luego delimitar sus alcances según la conveniencia. Pues bien, eso es lo que hace el Gobierno, siendo además cínico que el Vicepresidente se encargue de ella, y que esté conformada por 4 diputados oficialistas y un par de opositores. Tardarán medio año en emitir su reporte.
Hablando de corruptas empresas brasileñas que él llamaba “nuevas bandeirantes” (aludiendo a las bandas paulistas que en tiempos pasados buscaban esclavos en nuestro país), una expresión feliz de mi amigo José María Bakovic era que la Andrade Gutiérrez era para el MNR, lo que la Queiróz Galvao era para el MIR y la OAS era para el MAS. Aclaremos que la Odebrecht y la Andrade Gutiérrez son constructoras sobre las cuales el Fiscal brasileño Carlos dos Santos Lima aseveró que no había duda alguna de que “capitaneaban un esquema de cártel dentro de Petrobrás”; había pruebas de un “sofisticado esquema de pagos ilegales” (coimisiones) “a ex directivos de Petrobras en el extranjero”.
Primera conclusión: la corrupción no solo era de Odebrecht. Segunda conclusión: la corrupción pringaba a todo el espectro político de Bolivia. Tercera conclusión: si bien los agentes nacionales o intermediarios de la corrupción se asociaban con tal o cual sigla político-partidista ellos (o ellas) “trabajaban” con el régimen de turno, sea el que fuera.
El escandalete del tramo carretero Roboré-El Carmen de los años 2004 y 2005, “antes de la gestión” de posibles protagonistas en que enfocará su investigación la comisión conformada por Álvaro García Linera, es otra forma de marear la perdiz sobre la corrupción brasileña y sus cipayos bolivianos.
Será otro caso de politiquería corrupta, porque existe aquello de la “responsabilidad residual” de los gobernantes durante sus gestiones. Al paso que vamos, el pueblo boliviano podrá sospechar, pero dudo que se entere y menos se castigue a “CG” y “CM” de las revelaciones de la “bandeirante” constructora Camargo Correia en el tramo carretero Roboré-El Carmen.
Es una aclaración pertinente porque el ejercicio de la política debe tener como norte el bien público, no el bolsillo de los corruptos. Sin embargo, en Bolivia, isla inmune e impune de la corrupción, la politiquería cínica y abusiva logró que hasta hoy no se conozcan quiénes son “Alvarín”, “Paty” y “Cotapati” de los corruptos emails de “coimisiones” repartidas por las obras en Caminos. Posteriores a la asunción a la Presidencia de Evo Morales en el año 2006 y su condena sin derecho a la defensa en el discurso del “Jefazo”, hoy que pende de un hilo la cárcel de su padrino bendito, el condenado Inácio Lula da Silva, quizá será un difunto José María Bakovic el que resucite y lo aclare. Ojalá.