Desde hoy, y durante 7 domingos escucharemos en las celebraciones, en nuestros templos, como segunda lectura, la carta de Pablo a los efesios -nos haría mucho bien leerla toda_ encontramos en ella una completa visión de la historia de la salvación. De esta historia formamos parte todos los bautizados o cristianos. La salvación es una bendición que Dios ofrece a todos y para ser salvos Jesús vino al mundo y murió en la Cruz.
En el evangelio de hoy y del próximo domingo, leemos el envío de los doce apóstoles –“de dos en dos¨- a predicar (evangelizar) y curar por los diversos pueblos, y también su vuelta, con bastante éxito. Hasta ahora, Jesús había predicado él sólo, aunque en la presencia de los apóstoles. Ahora son ellos los que son enviados a colaborar con él, como ha hecho la Iglesia durante más de dos milenios. No olvidemos que todos los bautizados somos o formamos la Iglesia. Todos llamados a llevar el evangelio a todas partes
Jesús no preguntó a los apóstoles si querían ir a los pueblecitos y barrios a anunciar el Reino de Dios. Los mandó sin rodeos y diálogos. De ahí el nombre de apóstoles, que significa “enviados”. Todo indica que Jesús tiene idénticas intenciones con todos sus discípulos de todos los tiempos, incluyéndonos a todos nosotros. El papa san Pablo VI, en su encíclica Evangellii nuntiandi. No. 13 nos dice: “La orden dada a los doce: vayan a proclamar la buena nueva, vale también, de diversa manera, para todos los cristianos”.
Este domingo después de escuchar las lecturas y la homilía del sacerdote, se nos insta a convertirnos en mensajeros del Evangelio. Lo primero que hay que hacer para ser evangelizadores es CONVENCERSE QUE PODEMOS HACERLO. El profeta Amos de quien es la primera lectura, jamás pensó en ser escogido por Dios mientras cuidaba sus rebaños y cultivaba higos. El Señor lo sacó de ese ambiente para que fuera a anunciar sus palabras.
El envío de los apóstoles iba a acompañado de una orden; “vayan de dos en dos”. Al respecto se preguntaba san Agustín y el mismo se responde. ¨Porque el amor no puede darse entre menos de dos¨. Es indispensable que haya amor entre los evangelizadores, un amor sincero y manifiesto. Los no creyente, (los paganos) decían de los primeros cristianos “vean como se aman”. Anunciar el evangelio no es una obra individual, aunque es una decisión personal, es obra de la Iglesia que es orgánica, comunitaria, pueblo de Dios. Es la familia, pequeña iglesia, llamada “iglesia doméstica” donde se irradia… todos los miembros de la familia se evangelizan y son evangelizadores” (Paulo Vi, E.N. No. 41). Todo cristiano debe ser consciente que no es una opción el evangelizar, si no un mandato de Cristo.