Como la mayoría de los refranes, el que señala que “al que madruga Dios le ayuda” es metafórico. No habla necesariamente de levantarse temprano por las mañanas –aunque es una beneficiosa costumbre– sino de hacer las cosas antes que otros. Así, tomará ventaja y será difícil que sea alcanzado por probables competidores.
Existe otro, con más carga metafórica todavía, que dice que “camarón que duerme se lo lleva la corriente”. Esto quiere decir que si una persona o institución se atrasa demasiado en algún emprendimiento, lo más probable es que se vea sobrepasado por los avances de los demás.
Pese a su sencillez, y a formar parte de la sabiduría popular, estos refranes no fueron tomados en cuenta por el Gobierno a la hora de tomar decisiones sobre los enormes yacimientos de litio existentes en el salar denominado de Uyuni.
Lo primero que se debe tener presente es que el litio es una fuente de energía limpia; es decir no contaminante, con usos tan diversos que van desde la fabricación de baterías para teléfonos celulares a la aleación con otros elementos con el fin de construir naves espaciales. Está llamado a convertirse en el reemplazante de carburantes como la gasolina. Por ello, se le llama “oro gris” o “el petróleo del futuro”.
Pero su condición de energético fue reportada hace aproximadamente 45 años. Han pasado más de 40 años de los primeros pasos y Bolivia todavía no decide qué hacer con su litio. Mientras Argentina y Perú han registrado adelantos en ese sentido, copando la mayor parte del mercado existente –fundamentalmente para las baterías de litio–, lo mejor que se le ocurrió al Gobierno boliviano fue construir plantas piloto; es decir, para experimentar con la explotación de los recursos evaporíticos.
Ahora Perú anuncia su ingreso al mercado del litio tras el hallazgo de un yacimiento de 2,5 millones de toneladas en Puno al cual se califica como “el mayor del mundo”. Ante esta noticia, el Gobierno boliviano se limitó a señalar que eso no es cierto ya que las reservas del Salar de Uyuni superan las 10 millones de toneladas.
Pero mientras Perú, que recién confirma sus reservas, ya ha anunciado 2021 como el año en el que comenzará a exportar su litio, Bolivia sigue divagando. Con el argumento de que no sólo quiere exportar materia prima sino previamente industrializarla, sigue rezagada mientras sus competidores avanzan.
Ante tanto retraso, cabe preguntarse: ¿A qué o a quién estamos dando ventaja y a cambio de qué?
Pero mientras Perú, que recién confirma sus reservas, ya ha anunciado 2021 como el año en el que comenzará a exportar su litio, Bolivia sigue divagando. Con el argumento de que no sólo quiere exportar materia prima sino previamente industrializarla, sigue rezagada mientras sus competidores avanzan.