“La hacienda de Aranjuez”

30/07/2018
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El pasado domingo, hemos vivido un singular acontecimiento artístico musical, fina gastronomía, ambientes de primer orden y un público distinguido. En primer lugar, la “Hacienda de Aranjuez”, acogedora y vestida de fiesta, con un mobiliario delicado, fruto de los esfuerzos por revalorizar el patrimonio sucrense con gusto, calidad arquitectónica y el infaltable amor a la tierra.

Quedan muy pocas haciendas que después de la reforma agraria, pudieron salvarse del abandono y falta de mantenimiento, por constituir muestras de un pasado oligárquico, del que en nuestros tiempos sólo quedan ruinas. Hermosas casonas, cuya inversión y sacrificios han sido ignorados y sustituidos por construcciones para servicios públicos rurales, que de lejos igualan las verdaderas obras de arte arquitectónico, que construyeron nuestros abuelos.

La Hacienda de Aranjuez tiene sus orígenes en el Siglo XVII, es decir una existencia de más de cuatro siglos. Entre sus propietarios se cuentan nobles caballeros, ricas damas y diferentes órdenes y autoridades religiosas; finalmente, varias generaciones de la familia Rodríguez, cuyo último poseedor es el amigo y buen chuquisaqueño Fernando Rodríguez Calvo, quien nos ha abierto las puertas de esa magnífica casona para visitarla, conocerla y admirar el fruto del empeño por valorar un activo que estaba perdido, y actualmente constituye una de las más bellas piezas del patrimonio local.

Este ambiente singular, se complementó con la participación artística del “Encuentro Internacional de Música - Ensamble de Cuerdas y Vientos de la Universidad de San Agustín de Arequipa” (Perú), bajo la dirección de la maestra Zoila Vega Salvatierra, que hizo vibrar de emoción al público congregado en esos claustros, con creaciones en estreno, de obras del famoso maestro Don Pedro Ximenez Abril y Tirado, nacido en Arequipa, cuya abundante obra fue mayormente desarrollada en esta ciudad, y recientemente objeto de investigación en el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia.

El maestro Ximenez fue un compositor de música, primero en la vida privada, creando un repertorio de sinfonías, cuartetos y sonatas, y publicando su arte en Chile, Perú, Bolivia y también Europa, por lo que en su época fue considerado un gran maestro del periodo. En 1833, el Mariscal Andrés de Santa Cruz lo invitó a tomar el puesto de música principal de Bolivia, como Maestro de Capilla en la Catedral de Sucre (la más prestigiosa de la región andina) y maestro de las escuelas públicas.

El programa, los instrumentos, calidad interpretativa, voces y otras manifestaciones del arte, sumadas a su simpática directora, mostraron la calidad y espíritu artístico que deleitó a la concurrencia. Se puede resumir, afirmando que fue un regalo de buen gusto y sana expansión. Ojalá que este tipo de actividades artísticas y culturales pudieran hacerse más frecuentes para la gente que gusta del arte depurado, y así realzar y elevar el nivel cultural de Sucre en este tipo de ambientes, cuyo autor y restaurador merece una especial mención y felicitación.

Nos corresponde felicitar también a todos los organizadores del evento por la preparación de tan distinguida velada artística-gastronómica, por la fineza de sus atenciones; a William Lofstron, por los detalles y coordinación del acto; sus patrocinadores, y especialmente a la familia Rodríguez Calvo, siempre comprometida con iniciativas que buscan elevar el prestigio y glorias de Sucre.

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