Al izquierdo y al revés

EDITORIAL 06/09/2018
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Nadie es dueño de la verdad. Quien crea tener toda la razón está totalmente equivocado. Sobre la base de esas premisas mayores, resulta preocupante la actitud del Presidente del Estado que, aparentemente, ya está actuando sin asesoramiento alguno porque sus declaraciones de los últimos días caen constantemente en el terreno de la irracionalidad.

El absurdo mayor de estos días es la anunciada ley contra la mentira; es decir, contra una actitud la más de las veces subjetiva porque lo que es verdad para unos puede ser mentira para otros. La falsedad o veracidad están sujetas normalmente a construcciones culturales, entornos y formaciones, así que resulta complicado definir cuál es cuál. Así, si un mentiroso dice que está mintiendo, ¿lo estará haciendo realmente o estará diciendo la verdad? Si está mintiendo, está faltando a la verdad pero, al decirnos que lo hace, estará actuando con veracidad… ¡menudo rollo!

Pero al Gobierno no le interesan las disquisiciones y se concentra en hacer realidad su anuncio. Si va a aplicar la misma diligencia que con la Ley de Organizaciones Políticas, pronto tendremos un nuevo frente de conflicto, el de los periodistas, ya que ese sector será el más afectado con una norma en ese sentido. Y la verdad es que el Gobierno no busca imponer la verdad, porque eso sigue siendo subjetivo, sino, más bien, callar a la prensa cuando ésta publique algo que le desagrade.

Y es el periodismo, precisamente, el blanco de una de las últimas incongruencias del Jefe de Estado: la de pretender que ese sector lo proclame candidato y, de paso, verificar si sus integrantes pertenecen a las filas del Movimiento Al Socialismo (MAS). “Estoy esperando que la Federación de Periodistas de Bolivia también nos proclame. Vamos a controlar, compañeros, la próxima les voy a revisar su credencial del MAS”, dijo ayer en conferencia de prensa.

Lo más probable es que el Mandatario haya bromeado ya que, de no ser así, estaría dando muestras de una actitud dictatorial que podría provocarle todavía más anticuerpos. Pero aunque esas palabras fueran un chiste, éste sería de muy mal gusto ya que estaría atropellando muchos derechos, incluido el de la libre determinación.

Ni federaciones ni asociaciones de la prensa pueden proclamar a ningún candidato, sea este de izquierda o derecha, porque eso está en la dirección opuesta de lo que el periodismo debe hacer. Para informar de manera responsable, el periodismo no debe ser imparcial –porque ese es otro subjetivismo– sino equilibrado y equilibrio es no inclinarse a ningún lado. Lo del credencial es simplemente pantagruélico. Si un informador quiere ser militante del MAS, está en todo su derecho pero no debe mezclar sus afectos en su trabajo. Empero, lo que plantea el presidente es obligarle a afiliarse a su partido y eso es atropellar sus derechos.

Otra de las incongruencias de los últimos días es la convocatoria gubernamental a una marcha en defensa de la democracia que se realizaría el 10 de octubre a nivel de las organizaciones sociales y los movimientos que le son afines.

¿Cómo puede salir en defensa de la democracia un gobierno que la está pisoteando al pasar pública e ininterrumpidamente por encima del artículo 168 de la Constitución Política del Estado al intentar repostular ilegalmente al Presidente del Estado?

Semejante actitud es sólo comparable a pretender castigar la mentira cuando faltar a la verdad ha sido la constante de un gobierno que ahora se prende del poder con dientes y uñas. El Presidente dijo que si perdía en el referéndum del 21F se iba a ir a su chaco y ahora sale con el argumento de que el pueblo le obliga a repostularse. Y esa sí que es una gran mentira.

La verdad es que el Gobierno no busca imponer la verdad, porque eso sigue siendo subjetivo, sino, más bien, callar a la prensa cuando ésta publique algo que le desagrade

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