Recuperemos nuestro mar

NACIDO LIBRE 04/10/2018
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Las frases “Recuperemos nuestro mar”, “El mar nos pertenece y recuperarlo es un deber” y algunas tantas más, son consignas que desde niños llevamos en nuestro interior. Todo boliviano, al pasar los primeros años de colegio e ir conociendo la historia, de cómo se nos arrebató el litoral, crece con un profundo vacío sobre lo despojado y por lógica, anhelando algún día poder tener mar.

El Tratado de Paz y Amistad de 1904 es un nefasto tratado firmado por representantes de Bolivia y Chile, con el cual se puso fin al estado de beligerancia que existía entre nuestro país y el usurpador, cerrando con ese documento de forma definitiva los límites entre ambos países y dejando a Bolivia en el enclaustramiento. De manera posterior, en algunas cuantas oportunidades, ambos gobiernos intentaron retomar el diálogo con relación a la búsqueda de una salida soberana al mar, pero todas estas intenciones quedaron truncadas. No es sino hasta unos cinco años atrás que nuestro gobierno, con una ingeniosa demanda, presentada ante la Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya, y conocedores que el tratado de 1904 estaba consolidado, pretendió que este alto tribunal, obligara a Chile a sentarse a la mesa de diálogo, para intentar poner fin al problema marítimo, y el fundamento básico, era, como todos sabemos, que Chile en reiteradas oportunidades prometió conversar sobre el tema, pero en todas esas oportunidades, incumplió dichas promesas; y por consiguiente, se pretendía hacer valer esas promesas o intenciones como algo que debía ser cumplido por haber sido ofrecido. Vemos pues, que en caso inclusive de ganar, hubiésemos ganado conversar sobre el tema y nada más.

Lamento que pese a ser conocedor que el panorama no era alentador, inclusive desde el inicio, como todo boliviano me dejé llevar por el fervor cívico y el deseo intenso de tener acceso soberano al océano Pacífico, y mis deseos de que esta demanda salga a nuestro favor, aunque sea para conversar, se intensificaron en mí, al igual que en todo compatriota.

Lo peor de todo y aunque sabíamos que eso estaba ocurriendo, dejamos que nuestro gobierno y su partido utilizaran este tema tan delicado para nosotros, con la única finalidad de obtener un rédito político. Se gastaron millones de millones en propaganda, en viajes y abogados, se intentó dividir a los bolivianos de la manera a la que ya nos tienen acostumbrados, pero a la vez se manejaba el trillado discurso de la unidad (cuando les conviene), y bueno, todos fuimos llevados, hasta hace unos días, cuando esperanzados escuchamos un fallo que lo único que hizo fue poner nuestros pies sobre la tierra y hurgar en lo más profundo de nuestras heridas y deseos de niños, mostrándonos que el mar que perdimos por la fuerza, o se recupera por el mismo medio (que obviamente no estamos en la capacidad ni remota para hacer aquello), o intentamos obtener una salida pero con un diálogo serio y seguramente con intercambio de territorio que tendríamos que estar dispuestos a ceder.

En todo caso, todos perdimos nuevamente el mar, y esa estúpida parafernalia masista de cambiar colores a la bandera de la reivindicación marítima, o el supuesto Record Guinness sobre esa bandera o el increíble tuitazo por el mar, no quedarán más que para recordarnos que a los actuales gobernantes no les importa en lo más mínimo jugar con los sueños de un país, con tal de seguir haciendo de nuestros recursos, lo que ahora increpan a Chile sobre nuestro territorio. 

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