El "Sillón Rectoral" en actual disputa

30/11/2018
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El título es prestado del polémico ensayo "La ciudad vagón" (2001) de un sociólogo chuquisaqueño que por sus juicios de valor no pudo dictar cátedra en Sucre. Que tan mullido como una poltrona sea ese sillón pueden testimoniar las autoridades cesantes y podrá hacerlo uno de los actuales los aspirantes a ocuparlo. Hay que añadir que en su momento el autor del libro, César Rojas, no tuvo la suerte editorial de Tristán Marof y su novela de éxito "La ilustre ciudad. Historia de badulaques". Si sus  ácidas críticas fueron hacia las élites decadentes prerrevolucionarias del 52, las de aquél apuntaron a las penurias sucrenses, la situación de San Francisco Xavier y sus principales actores.

En la historia institucional por escribirse, evocar con admiración y respeto a la figura de Jaime Mendoza, primer Rector autonomista, y las gestiones de Guillermo Francovich en la década del 40 y la de Enrique Vargas en la del 50, facilitaría la cabal comparación con la tan perniciosa y prolongada crisis universitaria del siglo XXI. Es que a grandes males, grandes remedios, y no se advierte quien ponga el cascabel al gato entre varios, sobre cuatro temas críticos: autonomía, cogobierno, Fancesa y Club deportivo.

Con su lucidez característica, tuvo razón José Antonio Arze al identificar como semiconquista a la autonomía universitaria. Más aún hoy,  distorsionada por reiterativos discursos autoprotectivos o de blindaje ante la sociedad, que asumen directivos no afectos a la transparencia académica y económico-financiera. Se trata de la  ilusoria autarquía exhibida a modo de lo que el "Manifiesto de Córdoba" de 1918 a cuyo centenario casi nadie le dio bola, dio en llamar la mentalidad insular, extraña a las grandes palpitaciones del "entorno" y jactanciosa de ser algo similar al Castillo de los Príncipes de la Glorieta.

La paridad docente-estudiantil fue fruto de la intervención armada en la coyuntura dela Revolución Nacional. De entonces a hoy, las tesis estamentarias (nobleza, clero, estado llano) hicieron carne en la concepción prebendal que la sustenta, y cada Rector asumió el papel del monarca benefactor garantista de su gobernanza, rodeado de una cohorte de cogobernante de nítido perfil clientelar. La decadencia del espíritu original de la gestión compartida salta a la vista y no hay quien se atreva a poner el dedo en la llaga por los privilegios que pondría en riesgo. En suma, "no hacer olas", ni siquiera ante la prevalencia de la ley del mínimo esfuerzo…

A modo de guinda del pastel se hallan la factoría y el fútbol. La primera, otrora cementara líder en el país está en la mira empresarial, se va convirtiendo en gallina cuyos huevos de oro que van siendo devaluados irremisiblemente por la competencia, la ineficiencia y problemas irresueltos. La solución barajada fue ni más ni menos que un síndico estudiantil (¡)…  La segunda cuestión, al parecer tabú durante  la reciente campaña electoral, es que el mentado Club se halla al borde del descenso pues un dudoso manejo de las finanzas y su equipo  de jugadores. Demás decir cómo está lejos de ser atribución prioritaria de un Centro estudios superiores atender ese requerimiento, en vez de aspirar a la Liga Mayor de la excelencia académica.

Aparte de visualizar a la Universidad a manera de "agente dinamizador del cambio social" o "generadora de oportunidades de crecimiento", cuando los binomios están de moda, los vicerrectorales de hoy reclaman su independencia respecto a los finalistas postulantes al rectorado. Así se preanuncia lo que pasó hace dos décadas: corte circuito entre ambas instancias de decisión, descoordinación y pugnas de liderazgo.  ¿Un próximo Congreso Interno  resolverá esas contradicciones?  ¿Los discordes en concordia, o tregua pactada en la lucha por el poder?  La experiencia enseña que el balotaje suele ser apenas pálido reflejo de la real correlación de fuerzas.

En "La ciudad vagón",  que bien podría ser texto de estudio de la Carrera de Sociología, se pronosticaba  la tendencia  del  ciclo de la crisis que  no acabará pronto. No obstante el recambio de los circunstanciales salvadores en el sillón rectoral, resta la evidencia sociológica pertinente.

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