Presidente: Los muertos que vos matáis gozan de muy buena salud

PAREMIOLOCOGI@ 25/02/2019
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Nuevamente al borde de la desesperación, ya también el presidente se las dio de sepulturero, asegurando: "Siento que con las (elecciones) primarias hemos enterrado el 21F (en Bolivia) y con la presencia de la CIDH en Sucre hemos enterrado al 21F a nivel internacional".

Pues bien, uno de los peores autogoles que un político puede meterse, es creerse sus propias mentiras: posiblemente el sistemático ejercicio de la mentira pueda rendir algunos frutos para intentar cazar en campaña los votos de algunos incautos devotos de aquello de basta de realidades queremos promesas, pero de ahí a meterse las chuñas a sí mismo y encima creerse… dista mucho y especialmente, dice mucho del auto mamado.

Para empezar, aún con sus luces y sombras, el 171 Periodo de sesiones de la CIDH ha servido precisamente para poner una vez más en evidencia por si a alguien le cabía alguna duda, que la fulera sentencia 084 del tribunal del jefazo, superó todos los récords del prevaricato y encima, por si fuera poco, prostituyendo la joya más preciada del Sistema Interamericano. Tamaña aberración jurídica no pudo pasar desapercibida por la Comisión precisamente sesionando en el lugar del crimen y, especulo, la mejor prueba de ello es que terminó habilitando así sea una peculiar audiencia pública, para oír muy brevemente las quejas contra el país anfitrión, precisamente sobre el respeto del 21F como tema recurrente, poniendo en ridículo la invención del “derecho humano” a ser dictador.

Que la Comisión IDH y el Sistema Interamericano den respuesta oportuna y efectiva a ese clamor popular ciudadano, está sujeto a los tiempos y a las finuras diplomáticas pero las sesiones y sus eventos paralelos han servido para relievar que el gran tema pendiente en Bolivia es ese y los llamados a pronunciarse ante el envilecimiento y complicidad de los tribunales internos, son precisamente los órganos del Sistema Interamericano. Así que la presencia de la CIDH en la capital ha servido precisamente para dejar (les) en claro esa imperdible obligación que tiene el sistema en tanto precautela el sistema democrático hemisférico y jamás, para sepultar el clamor popular de respeto no sólo del referéndum, sino de la CPE y del sistema democrático.

Peor les fue con la conmemoración del 21F. Las marchas multitudinarias no de funcionarios públicos obligados para conservar la pega a asistir, sino de ciudadanos comunes y sus familias, constituyen la mejor prueba que el régimen por mucha fuerza bruta que concentre –policía, fuerzas armadas, justicia, etc.– está cada vez más débil e inerme frente al poder ciudadano, que le enrostra cada vez que puede el “Bolivia dijo No” al extremo que el Presidente es cada vez más prisionero de su ego palacio y de su republiqueta chapareña, incluyendo su avión y helicópteros que le permiten por el momento, huirle al soberano.

Así las cosas: ¿Tendrá futuro el binomio trucho ante un eventual monumental fraude que le permita otra vez un cuarto periodo inconstitucional? Debe temblarle el espinazo cuando ve a sus socios, los otros dictadores Maduro u Ortega aislados de la comunidad internacional democrática, pues de persistir con su delirio y obtener alguna pírrica victoria con la complicidad de su “Tribunal” electoral, el futuro se le pintaría de color hormiga y ahí si cabría pensar en la sepultura final… de su ya agotado proyecto político. Lo peor de todo es que abandonar el poder y entregar el mando por la puerta ancha ya parece quedarle demasiado lejos al régimen, por lo que ha quedado prisionero de sus propias mentiras, mientras la debacle se produce y acerca irreversiblemente. Mires enseña a propósito: “Cretinismo político es imaginar que una dictadura se legitima con votos”.

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