Indio no es un insulto

EDITORIAL 27/02/2019
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Apenas comenzado febrero habíamos comentado, en este mismo espacio editorial, que indio es un adjetivo utilizado desde tiempos inmemoriales como gentilicio y, por tanto, no tiene por qué interpretarse como una ofensa. No imaginamos que tendríamos que volver a referirnos al tema en tan poco tiempo.

Lo que publicamos el 2 de este mes es que en los años posteriores a la llegada de Colón a nuestro continente, se llamó indios a sus habitantes porque el navegante creía que había llegado a la India. Agregamos que “durante el oscurantismo, las versiones que se difundían sobre los indios eran mentiras y exageraciones que los describía casi como monstruos. Se enfatizaba en su desnudez y en muchos grabados hasta se los representaba con algunas características zoomorfas. Así, no fue raro que el gentilicio indio pase a convertirse en un adjetivo calificativo con un alto sentido peyorativo. Por tanto, el indio que no era natural de la India era algo así como un subhumano, una criatura que se asimilaba a un mueble o al ganado”.

Por tanto, el uso del adjetivo indio en sentido despectivo o insultante era sinónimo de ignorancia. Lo hacía solo aquel que creía esas mentiras y no sabía que en estas tierras existían enormes culturas con un vasto conocimiento acumulado a lo largo de milenios. No obstante, se puede entender que en tiempos coloniales haya existido una mentalidad estrecha que condujo a pensar que los indios formaban parte de una raza inferior. Lo que no se puede entender es que esa mentalidad subsista en nuestros días, en un siglo XXI en el que se supone que hemos superado muchas de las taras del pasado y, entre estas, el creer que los indios son personas inferiores.

Pero esa falsa creencia está ahí, ante nuestros ojos. Se llama racismo, discriminación, y ambos parecen tan vigentes como en los tiempos coloniales. Sólo así se puede explicar que una mujer del pueblo sea elegida para protagonizar una película que alcanza éxito y nominada para los premios Óscar y un actor de su mismo país la llame “pinche india” con la mayor naturalidad del mundo.

La película que motivó esa y otras películas es “Roma” y, como se publicó en varios medios internacionales, reveló el alto grado de racismo que subsiste en México.

¿Y por casa cómo andamos?

¿Acaso no escuchamos, con preocupante frecuencia, que cuando nace un niño con la piel y el cabello claros, mucha gente lo celebra diciendo que “es choquito” o “choquita”? ¿Acaso no basamos nuestras decisiones tomando en cuenta el color de la piel, el origen e incluso los apellidos? Si hay alguna duda sobre ello, nada más veamos lo que pasa en las empresas privadas: ¿a quién le va mejor?.. ¿al morenito de apellido Mamani o Condori o a uno más alto, de piel y ojos claros? ¿Y qué pasa cuando se trata de un extranjero? ¿Acaso no se lo trata con mucha mayor deferencia que a una persona proveniente de nuestras provincias?

Entonces hay que admitir que, con indios en el poder y leyes que apuntan a reducir la discriminación, el racismo persiste en nuestro país y es por eso que muchos consideran que indio es un insulto.

Eso se refleja claramente en las reacciones al video difundido por Nicolás Maduro en el que se lo escucha llamar “jefe indio del sur” al presidente Evo Morales. Muchos se rasgaron las vestiduras por eso, oficialistas y opositores, como si el de Caracas hubiera insultado a nuestro Mandatario. No lo hizo. Le trató en términos coloquiales y, por lo menos en el sentido que interpreta este diario, no quiso ofenderlo.

Pero, al margen de la inevitable cuestión política, a muchos ofendió lo sucedido porque son racistas, personas con tan poca instrucción que siguen creyendo que indio es un insulto. Y no lo es.

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