Una noticia procedente de Colombia inspira esta nota porque la información dice que para evitar la fuga de delincuentes están estudiando la posibilidad de prohibir que las motocicletas lleven pasajeros. Es decir, las autoridades están pensando y se están ocupando del problema. Qué envidia.
Aunque en nuestro medio a Dios gracias el nivel de criminalidad es muy bajo con relación al país caribeño, quizá con la excepción de Santa Cruz, lo que hay que hacer es imitar el ejemplo de que cuando hay problemas las autoridades tienen la obligación de estudiar medidas para solucionarlos, o por lo menos mitigarlos.
En Sucre, ciudad de tráfico caótico, nadie hace nada quizá con la esperanza de que el serio problema se solucione solo, lo que obviamente no va ocurrir puesto que aumenta la gente y aumenta la cantidad de vehículos de todo tipo, empezando por las motocicletas.
Hay que reconocer que la ciudad ha crecido y que existen distancias importantes que hacen absolutamente necesario tanto el transporte público como el privado. No se puede limitar el uso de motocicletas porque la economía obliga a que muchas veces se vean familias enteras, inclusive con bebés, todos sobre una moto. Aterra, pero no hay remedio, es una necesidad.
Sin embargo, algo se puede hacer, como por ejemplo regular el uso prohibiendo los escapes libres y evitando la circulación contra ruta, lo que cada vez más está ocurriendo inclusive en calles céntricas. Por otra parte, debería también enseñarse que siempre se debe pasar a otro vehículo por la izquierda en países como el nuestro con volante también a la izquierda (art. 19 Código de Tránsito, reglas de la circulación). El zigzag característico de estos motorizados puede ocasionar accidentes de consecuencias lamentables. El uso de cascos, por supuesto, debe ser obligatorio, así como los papeles que demuestran la legalidad de la propiedad en el momento de la venta de carburantes. Se asegura que un gran porcentaje corresponden a la categoría de vehículos “chutos”.
Otra de las razones que explica la proliferación de motocicletas es, sin duda alguna, las llamadas “trancaderas” que cada vez son más graves porque las calles son estrechas y lo serán aún más cuando se amplíen las aceras, como lo exige el sentido común cuando se entiende que el peatón merece respeto y seguridad, pero para eso hay que recurrir a la planificación, tan poco conocida en nuestro medio.
Existen estudios que recomiendan ensanchar las aceras, prohibir el ingreso de buses de gran tamaño a dos cuadras de la plaza principal como en otras ciudades, establecer paradas oficiales para el transporte público y controlar que las medidas se cumplan enseñando normas a conductores y peatones, mediante la educación que es lo que más necesita la gente y también mediante multas porque la letra entra con sangre.
No es por supuesto nada fácil implementar estas medidas, pero se lo ha hecho en otras partes y para eso son las autoridades. Se necesita decisión, inteligencia y otra cosa más que es lo que más falta.
En todas partes del mundo aumenta la gente y aumenta el número de vehículos y en todas partes también se toman medidas, menos en Sucre porque es mejor dejar hacer y dejar pasar, característica propia de quienes no toman decisiones.
Otra cosa es con guitarra dice el refrán o el dicho popular y es cierto. Pero que las autoridades no aprovechen épocas especiales, como las vacaciones de fin de año, lapso de tres meses en los cuales los encargados de tráfico y vialidad gozan de vacaciones también, es inaudito. ¿Se habrán acostumbrado a dormir tranquilos, sin cumplir su obligación?
