Después de una muy larga serie de desaciertos diplomáticos que pusieron a Bolivia en un indeseable lugar en el escenario de la política internacional, durante la semana que concluye el Presidente Evo Morales hizo un breve pero muy significativo periplo por Europa. Estuvo en Viena, primero y en Atenas después, y en ambas capitales dio mensajes que sin duda no pasaron desapercibidos para quienes ven con interés el lugar que nuestro país se propone ocupar en el convulsionado mundo actual.
En Viena, a tiempo de exponer la política antidroga implementada en Bolivia, Morales hizo muy severas críticas a la manera como desde hace ya muchas décadas se está afrontando el problema de las drogas.
Son seguramente muchos los cuestionamientos que se pueden hacer a la fórmula propuesta por Morales, pero es también indudable que algún mérito debe reconocérsele. Más aún si se comparan sus resultados, con datos objetivos en la mano, con los obtenidos mediante la contumaz aplicación de la “guerra contra las drogas” como estrategia principal. Para la Unión Europea no cabe duda al respecto.
Con esos antecedentes, resulta significativo que el gobierno boliviano, por primera vez, haya enarbolado la propuesta de revisar los lineamientos básicos de las políticas contras drogas que tantos fracasos han acumulado hasta ahora. Más aún si se considera que Rusia, China e Irán son los tres países que encabezan el bloque ultraconservador, los que más tenazmente se oponen, más incluso que EEUU, a cualquier propuesta de flexibilización del modelo actual.
Muy ligado a lo anterior está el segundo mensaje, el que dio Morales acompañado por su homólogo griego, Alexis Tsipras. Se declaró admirador de Europa por ser "defensora" del multilateralismo, del derecho internacional y por haber apoyado a la democracia. Palabras que en el actual contexto de decisivas batallas diplomáticas y alineamientos geopolíticos adquieren un significado que no se puede soslayar.
En breve síntesis, todo parece indicar que Evo Morales regresó de su viaje más alineado con la Unión Europea que con los dos otros grandes bloques –EEUU, en un polo, Rusia, China e Irán en el otro–, que se aprestan a tomar partido en las cruciales batallas diplomáticas que están por venir.
Evo Morales y su gobierno tendrán muy pronto la oportunidad de poner a prueba la sinceridad de sus palabras cuando la Unión Europea muestre en los hechos, con motivo de la crisis venezolana, lo que significa su adhesión al multilateralismo y a la defensa de la democracia.