Otras miradas sobre el mar

23/03/2019
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La conmemoración de los 140 años de la defensa de Calama encuentra a Bolivia con un panorama diametralmente opuesto al de la gestión anterior pues se ha cerrado una de las puertas hacia la reivindicación marítima: la demanda interpuesta ante la Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya.

En un año electoral como el que vivimos resulta inconveniente hacer un análisis sobre el tema

La conmemoración de los 140 años de la defensa de Calama encuentra a Bolivia con un panorama diametralmente opuesto al de la gestión anterior pues se ha cerrado una de las puertas hacia la reivindicación marítima: la demanda interpuesta ante la Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya.

En un año electoral como el que vivimos resulta inconveniente hacer un análisis sobre el tema. La posición del candidato presidencial Óscar Ortiz, quien ya pidió un juicio contra los responsables del fracaso en La Haya, identificando a Evo Morales, Álvaro García Linera y Carlos Mesa, es la prueba de que todo cuanto gire en torno al tema estará politizado y, por tanto, contaminado.

Es más prudente dirigir nuestra mirada hacia el pasado, a la guerra que terminó cercenando a Bolivia parte de su territorio y su único acceso soberano al mar. Y en este punto aparecieron otras miradas.

Va cambiando, por ejemplo, la visión que se tenía sobre el presidente de Bolivia en tiempos de la invasión, Hilarión Daza. Hasta hace poco, él era considerado responsable de la pérdida del Litoral y esa era la imagen que se enseñaba en escuelas y colegios. Hoy, cada vez más historiadores se toman la molestia de estudiar mejor su grado de culpa en lo sucedido hace 140 años.

Un hecho que se repite hasta la saciedad, y es utilizado como paráfrasis de la irresponsabilidad, es la versión de que Daza no comunicó de inmediato la noticia de la invasión de Antofagasta para no interrumpir las fiestas del carnaval. Documentación de la época demuestra que, por el contrario, se movilizó de inmediato e hizo todo cuanto debía en el ejercicio de su cargo.

El número 172 del periódico El Comercio de La Paz, que reproducimos en su integridad y presentamos ayer junto a la edición de este diario, demuestra hasta tres grandes hechos que liberan de culpa a Daza en la tan manipulada versión del Carnaval.

El primero es que la noticia de la ocupación de Antofagasta llegó en Martes de Carnaval pero, de inmediato, cesó todo festejo no por disposición presidencial sino por la decisión espontánea de la ciudadanía paceña. Ese hecho está expresamente reflejado en la página 7 de El Comercio, en el artículo titulado “La alegría del Carnaval y los chilenos en Antofagasta”.

El segundo es que Daza tomó medidas ni bien conoció la noticia de la invasión: declaró a la patria en peligro, dictó estado de sitio y decretó “amnistía amplia y sin restricción”, como se puede ver en la página 2 de El Comercio.  

El periódico que reeditamos es del 28 de febrero de 1879 y contiene reportes, proclamas y documentos tanto del 14 como del 15 de febrero junto a otros emitidos más tarde, el 26 y 27 de febrero. Eso demuestra que si la noticia hubiera sido conocida antes, se habría publicado por lo menos en una edición anterior ya que la secuencia de apariciones del periódico (el que reeditamos es el número 172) permite concluir que se trataba de una publicación permanente.

Pero también existen otros detalles como, por ejemplo, mayores evidencias de que hubo una conjura para tapar ciertos hechos de la guerra, como los combates de Tambillos y Canchas Blancas, con el aparente propósito de librar de responsabilidad al general Narciso Campero que, como se sabe, asumió la presidencia de la República tras la destitución de Daza.

Por ello, en el momento de preparar los productos especiales para este Día del Mar, y particularmente la lámina de los héroes sureños, este diario puso de lado a Campero, que era tarijeño, y rescató a Hilarión Daza, que nació en Sucre.

Los aportes que publicamos ayer, que incluyen un mapa de 1787 que incluye al partido de Atacama, pretenden motivar un mayor y mejor estudio de la Guerra del Pacífico, más allá de las versiones oficiales que nos enseñaron en escuelas y colegios, forjadas por los verdaderos responsables de la derrota ante Chile.

 

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