Una de las preocupaciones que se originó cuando se estrenó el aeropuerto de Alcantarí era saber lo que se haría con el de Juana Azurduy de Padilla; sigue siendo una preocupación y aún mayor porque como ya es habitual en nuestro medio, simplemente no pasa nada.
Hubo muchas sugerencias, desde aquella de mantenerlo como aeropuerto alternativo hasta la de concentrar en el área las actividades militares, dejando la mejor zona de la ciudad, la que nos vincula con Yotala, libre para turismo, invirtiendo hasta convertir todo el entorno en museos y lugares de paseo. Nada de eso ocurrió y sigue siendo una incógnita el servicio que presta esa infraestructura, lo que habría que averiguar porque lo que más le falta a nuestra ciudad es, precisamente, terreno.
Pero lo que motiva esta nota es la sugerencia que me hacen algunos de mis estimados lectores para pedir públicamente a las autoridades que la estatua de doña Juana, ubicada actualmente en la plazuela del ex aeropuerto, sea trasladada a otro lugar y opinan que el sitio ideal sería la rotonda donde están las oficinas de Gas Center, precisamente donde se está construyendo ese distribuidor para facilitar el tráfico en la zona y cuya avenida lleva precisamente el nombre de nuestra egregia heroína de la emancipación hispanoamericana.
Obviamente, tuviera que estudiarse el lugar exacto y la decisión final debería estar bajo la responsabilidad de los profesionales que están a cargo de la obra que parece que no corresponde a la maqueta que se presentó antes de iniciar los trabajos ya que, según se dice, era sólo de carácter “referencial”.
La idea es ciertamente interesante porque el lugar donde actualmente se encuentra tiene poca circulación y no constituye más el sitio importante que tenía la estatua. Es de esperar que cuando el distribuidor de tráfico esté terminado mejore no solamente el flujo de vehículos, sino el aspecto de la zona en la que inclusive está un gran mural pintado por el artista boliviano don Luis Zilvetty, que fue contratado precisamente por la Alcaldía para que venga desde Francia donde radica a pintar el mural que mencionamos y que, insólitamente por cierto, fue tapado por quioscos porque el lugar se convirtió en una especie de patio de comidas.
En todos los discursos oficiales se coincide en que Sucre tiene un potencial turístico extraordinario, pero lo raro es que no se hace lo debido para conservar los atractivos que tiene la ciudad, empezando por nuestra singular arquitectura, esa mezcla armónica entre lo colonial y republicano. Sucre es también la ciudad de los museos, de la historia, del buen clima y está rodeada de mucha campiña de atracciones increíbles como las pinturas rupestres, por ejemplo.
El efecto multiplicador de las inversiones puede generar mucha riqueza, fuentes de trabajo e incremento de la economía regional para vincularnos a otros puntos turísticos complementando la integración del país, pero se requiere de una visión clara, de proyección y planificación que tanta falta nos hace.