Ayllus y sindicatos

27/04/2019
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Si una organización originaria no está sindicalizada —ergo, no es del MAS—, no merece atención de las autoridades y hasta la tierra se distribuye en función a ello. El conflicto de la nación Qhara Qhara es un claro ejemplo: el INRA está titulando solo a los sindicatos o a las organizaciones afines al MAS. A las demás las ignora

Autoridades originarias del ayllu Taxchi, de la marka Quila Quila, se quejaron por la poca o ninguna atención que la Alcaldía de Sucre les ha dispensado a sus pedidos de conservar las huellas de dinosaurios que se encuentran, también, en su jurisdicción.

Se trata de una demanda que amerita tratamiento aparte pero, en el fondo, está motivada por el trato discriminatorio que las autoridades del MAS aplican a las naciones y pueblos originarios.

Es preciso hacer notar que, cuando hablamos de discriminación, nos estamos refiriendo a los alcances que tiene la ley que fue promulgada precisamente para combatirla. Dicha norma es la Ley 045 cuyo propósito, desde su nombre, es combatir “el racismo y toda forma de discriminación”.

El inciso a) del artículo 5 de esa ley “define como ‘discriminación’ a toda forma de distinción, exclusión, restricción o preferencia fundada en razón de sexo, color, edad, orientación sexual e identidad de géneros, origen, cultura, nacionalidad, ciudadanía, idioma, credo religioso, ideología, filiación política o filosófica …”, etc.

Según refiere la gente del ayllu Taxchi, las autoridades a las que acudieron no les dieron importancia debido a que no pertenecen a ningún sindicato. Ahí se encuentra, precisamente, la conducta que la Ley 045 define como discriminación.

Los ayllus son organizaciones originarias milenarias; es decir, su antigüedad no se mide solo en siglos sino en milenios. Es una estructura social, cultural, religiosa y antropológica que temporalmente se debe ubicar en periodos anteriores a la invasión inca.

Cuando llegaron los españoles y empezaron a disponer de territorios, creando las encomiendas, chocaron contra la estructura del ayllu que no es unitaria ni de continuidad. Lo que hacían sus habitantes era vivir en lugares dispersos, en función a los pisos ecológicos, así que los invasores intentaron destruir esa forma de distribución de la tierra. No lo lograron. La destrucción del ayllu solo fue posible con la reforma agraria, bien entrada la república, debido a que esta implantó un sistema de distribución de la tierra enteramente capitalista, bajo un concepto de propiedad que se basaba en el axioma de que “la tierra es para quien la trabaja”.

La reforma agraria también llevó el sindicato al campo. Esencialmente, un sindicato es una asociación integrada por trabajadores en defensa y promoción de sus intereses laborales ante al empleador con el que están relacionados contractualmente. Eso significa relación laboral que generalmente se establece a través de un salario. En su relación con el Estado, los originarios no eran asalariados —como no lo son ahora— pero, pese a ello, el MNR formó sindicatos agrarios y creó divisiones en subcentrales y otros que se mantienen hasta ahora. Esas organizaciones, esencialmente políticas, fueron copadas ahora por el MAS y así es como se entienden con las autoridades de los diferentes niveles de gobierno.

Si una organización originaria no está sindicalizada —ergo, no es del MAS—, no merece atención de las autoridades y hasta la tierra se distribuye en función a ello. El conflicto de la nación Qhara Qhara es un claro ejemplo: el INRA está titulando solo a los sindicatos o a las organizaciones afines al MAS. A las demás las ignora.

Es decir, por una parte existe distinción en razón de ideología y filiación política y, por otra, existe exclusión por las mismas razones. Eso se llama discriminación.

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