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Narcovínculos: nueva versión

EDITORIAL 14/05/2019
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Tras el nefasto régimen de Luis García Meza, dos gobiernos de la etapa democrática fueron involucrados con el narcotráfico, el último de Víctor Paz Estenssoro (1985-1989) y el de Jaime Paz Zamora (1989-1993).

Y aunque la penetración del narcotráfico en las altas esferas de gobierno data de 1980, el término “narcovínculos” solo se popularizó a raíz del escándalo que surgió en el país cuando se acusó al entonces ministro del interior, Guillermo Capobianco, y a los jefes de la Policía antidroga de otorgar protección a narcotraficantes. Desde luego, los acusados alegaron total inocencia.

Solo después, cuando Paz Zamora había dejado la presidencia, ya en 1994, los narcotraficantes Carmelo “Meco” Domínguez e Isaac “Oso” Chavarría fueron detenidos y en sus declaraciones dijeron que desarrollaron sus actividades ilícitas con impunidad gracias a la protección de la que gozaron en el gobierno del denominado “Acuerdo Patriótico”, la coalición gubernamental formada por el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) y Acción Democrática Nacionalista (ADN).

El nombre que más se manejó fue el de Oscar Eid Franco, número dos del MIR y responsable del ascenso de Paz Zamora al poder gracias a las complejas negociaciones que él controló en el congreso boliviano, en 1989. Como también él negó los cargos, se difundió un audio en el que se le escuchaba hablar con el lugarteniente del “Oso” Chavarría, Édgar Fernández Lazcano. Es en esa grabación en la que Eid dice la que es ahora su más célebre frase “jodidos estamos todos”.

Ahora Bolivia sigue uno a uno los capítulos de una nueva trama de vínculos con el narcotráfico; es decir, de narcovínculos. Lo que se sabía hasta hace pocos días era que dos altos oficiales de la Policía, el excoronel Gonzalo Medina y el excapitán Fernando Moreira, otorgaban protección por lo menos a un conocido narcotraficante, Pedro Montenegro, y según los indicios participaban directamente en el tráfico de drogas.

Sin embargo, en las últimas horas se pusieron en evidencia presuntos vínculos con otras autoridades y luchas intestinas en la institución policial, y todo parece indicar que el ovillo seguirá desenredándose.

Si tomamos como referencia los narcovínculos del MIR, habrá que recordar que estos incluso rozaron al presidente de entonces, Paz Zamora, ya que sus dos hermanas aparecieron en la lista de sospechosos que estaba en manos de la Policía Boliviana.

Pero está el detalle del audio, el de este caso, y en el que se escucha al ex comandante general de la Policía Boliviana, Rómulo Delgado. Esta grabación no es precisamente comprometedora. La única conclusión que se puede sacar es que Delgado estaba investigando el tema y lo sacaron por eso pero, por lo demás, incluso se puede presumir que el presidente Evo Morales recién se había enterado del tema y se enojó al saber que había jefes policiales involucrados.

¿Si el audio no compromete al número uno, por qué se enoja tanto el ministro de gobierno? La reacción de ese dignatario de Estado llegó al punto de acusar a Delgado de haber montado la grabación con el fin de justificar su alejamiento de la Policía.

¿Y por qué lo alejaron?, preguntábamos en el editorial del 10 de abril, cuando hacíamos notar que Delgado no había completado ni cuatro meses en el cargo.  

“¿De qué se trata esta vez? El tiempo nos dará la respuesta”, cerraba aquella nota. ¿Será que la respuesta ya llegó? (Reedición)

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