José Luis Roca en su “Fisonomía del regionalismo boliviano” afirma que la historia de Bolivia no es una historia de la lucha de clases, sino la historia de las luchas regionales, de cuya lucha resulta siempre una partidocracia astuta y ganadora, dirigida por los ideólogos del centralismo.
Bolivia está conformada por la suma de tres ecosistemas claramente diferenciados, la cuenca platense, la amazónica y el altiplano. Un fenómeno inducido por el centralismo, ha sido la concentración del poder minero en el Norte y después en un “eje central” constituido por las ciudades de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, donde se concentra la mayor proporción de la inversión y actividad económica formal e informal.
Entre tanto que el “eje Sudeste” (Charcas), la zona potencialmente productiva, con el Mutún, la agroindustria, los hidrocarburos de la provincia Azero y la riqueza minera orientadas al exterior por los puertos bolivianos hoy chilenos, corren el riesgo de hacer de Bolivia, solo una vía de tránsito para el transporte por carreteras y ferrovías para mercancías producidas e importadas por Brasil y Argentina.
La paradoja es que esta región, no ha jugado su destino histórico de núcleo de cohesión nacional y sigue subsidiando al poder político, mientras es irracionalmente confrontadora de intereses egoístas, siguiendo la política del divide y vencerás. Es tiempo de ver el largo plazo, tenemos retos gigantes como vencer las seculares asimetrías internas o construir una nación desde sus fuentes originales confrontando intereses de regiones generadoras de la riqueza, con beneficiarias del poder coyuntural por doble y triple partida. Es necesario reconocer que Bolivia es un país decapitado, por eso anda sin rumbo.
En este aniversario de Chuquisaca, y a poco del bicentenario de la República, debemos debatir a nivel del Sur, sí, solos y aislados seremos capaces de ser grandes y exitosos, y si nuestro desarrollo puede ser fundado en simples agendas de corto plazo. Creemos que abandonar nuestros localismos y empezar a pensar en una región unida, es el reto vital.
Agrupando nuestros departamentos, nuestros potenciales, mejoraremos nuestra capacidad negociadora y lograremos mayores equilibrios. Este país vuelca su inversión a un eje central, rompiendo un núcleo geopolítico continental e igual se alimenta del potencial del Sur con su centralismo secante. En el siglo XX, ha promovido departamentos con lógicas de desarrollo diferenciadas, el Norte afín al Perú, mientras el Sur, tiene en sus vecinos un claro potencial desaprovechado.
En esas circunstancias, la lógica de desarrollo del Sur nos señala retos inmediatos. Los países de la Cuenca del Plata y Chile son socios ineludibles. Por tanto, se deben buscar alternativas como el Corredor Bioceánico Central, en cuyos ramales participamos tanto al Norte como al Sur: Santos-Puerto Suárez -Santa Cruz- Cochabamba- Chuquisaca- Potosí- Uyuni- costas chilenas; con obras ya ejecutadas, así como distancias y costos para comparar. Asimismo, son nuevas oportunidades, el Corredor del Sur, Brasil, Paraguay, Argentina, Chile, que pasa por territorio de Charcas, es necesario ser estudiado.
Mayo de 2019 es un mes muy especial. Ayer fue el grito de libertad, de basta a la esclavitud y al vasallaje en el Continente; hoy, es el grito de libertad contra la opresión a nivel mundial. Estos son los últimos estertores, efectivamente de la opresión de siglos, por el poder político abusivo y la banca internacional asociados para esclavizar a la humanidad. La caja de Pandora de todos los males sociales abierta está, pero en el fondo se hallaba escondida la esperanza, esa luz que brilla para mejores días, de paz, de unidad, comprensión y justicia para la humanidad…Salud.