De vez en cuando ocurre una revolución... Y cambia todo lo que creemos conocer. Hay ciertos eventos o periodos particulares de tiempo que remodelan cómo progresa la humanidad.
Teniendo en cuenta los dos últimos siglos, podríamos mencionar estos puntos brillantes (o grises) llamados revoluciones. Primero, fue la revolución industrial: cambió todos los aspectos de la vida, ya que la máquina de vapor permitió a las personas viajar distancias más largas y desarrollar nuevos productos de manera más rápida y eficiente, creando repentinamente nuevas formas de capital para todos. La segunda revolución llegó con Ford y el famoso Modelo T, desde ese punto las ciudades y las calles se construyeron alrededor de vehículos y no de personas; muy poco tiempo después, casi cada familia contaría con uno en su garaje. La tercera, la era de la digitalización, que incluso tiene un nombre propio y cambió la forma de capital de bienes a servicios.
Ahora, estamos viviendo en una cuarta revolución. En un tiempo en que tenemos acceso a cosas que nunca imaginamos, los vehículos son más rápidos y más baratos que nunca, y tenemos la posibilidad de tener todo lo que deseamos en un máximo de "envío de 2 días con Amazon".
Pero esta no es la revolución. En este momento particular del planeta, nos dimos cuenta que lo estamos destruyendo. En esta cuarta revolución, una empresa que no piense en la sostenibilidad y la reducción de las emisiones de carbono perecerá, ya que el público no tolerará empresas egoístas que solo se preocupen por obtener ganancias. No importa qué tan buena sea la tecnología, o cuánto valor le da a una persona, los habitantes de este planeta finalmente nos hemos dado cuenta de que nuestro hogar es más importante. Es con esta revolución que las compañías tendrán que lidiar durante la próxima década, jugando un juego que no se puede jugar solo o que no sigue completamente las reglas capitalistas de crear valor por crear valor.
Esta era trae no solo una revolución para las empresas, sino que también está creando lentamente una fuerza laboral de nuevos jugadores llamados "Millenials", quienes podrían ser una amenaza tan grande para una compañía como no entrar en el "juego de la cuarta revolución", pues Financial Times estima que para 2020 representarán el 35% de la fuerza laboral (Financial Times, 2018). Los grandes jugadores como General Electric, GM y otros luchan por sobrevivir, porque a este peculiar grupo de trabajadores no les gusta hacer carrera en una gran empresa y luego retirarse con grandes pensiones como sus predecesores, en lugar de eso, quieren desafíos, riesgos y sentirse propietarios; ¿Por qué trabajar para Apple cuando pueden lanzar su propia startup? De hecho una encuesta realizada por la Universidad de Bentley en Estados Unidos, muestra que el 66% de los millenial quiere empezar su propio negocio y el 25% quiere ser dueño de su empresa (Bentley University, 2014). En este nuevo campo de batalla en particular, preveo tres puntos que las empresas tendrían que tener en cuenta si quieren sobrevivir durante los próximos 20 o 30 años, ya que incluso la persona más rica de la historia (Jeff Bezos) dijo el año pasado: “Las empresas tienen esperanzas de vida corta... e incluso su propia Amazon perecerá algún día (Bussiness Insider, 2018)". Y efectivamente, para sobrevivir, se debe cambiar la concepción de capital, estas tres ideas pueden ser un punto de partida para enfrentar el cambio.
La clave para las empresas es y será su capacidad para retener talento. Para esto, deben ofrecer a sus mejores empleados las mismas oportunidades que las que buscan al crear una startup, básicamente los millennials quieren ser propietarios. Un claro ejemplo de cómo este camino puede llevar al éxito son las iniciativas seguidas por Jorge Paulo Lemann, quien ha construido la compañía de cerveza más grande del mundo basada en la premisa: Sueño + Gente + Cultura, una cultura de propietarios. El Sr. Lemann ofrece acciones a sus empleados tan pronto como un año después de unirse a la compañía. Así es como una simple compañía de cerveza ha logrado atraer a los mejores talentos en varios países, ya que la verdad es que los millennials funcionan mejor si aman lo que hacen y también son dueños de lo que hacen.
En segundo lugar, las empresas deben dejar ir algunos beneficios para comprometerse con la sostenibilidad y la inclusión. Solo la combinación de este compromiso más oportunidades de propiedad para los empleados puede crear una compañía donde las personas quieran trabajar y quedarse. Una encuesta realizada por la Universidad de St. Gallen en Suiza a más de 1.000 millenial en posiciones de liderazgo en sus países muestra que el 40% de ellos ha rechazado alguna vez un trabajo porque la empresa no demostraba valores acordes a los suyos (St. Gallen, 2019). Aquí también hay una gran oportunidad para las fundaciones sin fines de lucro, ya que no todas las empresas podrán aplicar estos conceptos a sus procesos de producción, en el caso de sostenibilidad por ejemplo, sino que muchas de ellas podrían optar por apoyar otras iniciativas. Lo importante será mostrar a los empleados y clientes que los objetivos de la empresa no son un mero capitalismo sino un bien mayor, o sino podrían preguntarle a Uber por qué creen que perdieron tantos usuarios contra Lyft.
Y finalmente, he mostrado cuál creo que es un camino para que las empresas retengan a sus valiosos empleados, pero, ¿cómo adquieren empleados hábiles en primer lugar? Respuesta corta, a través de educación. Aunque la automatización se está deshaciendo de muchas tareas repetitivas, hay otras áreas donde la cantidad de profesionales no es suficiente. Microsoft, por ejemplo, ha ofrecido un certificado gratuito a cualquier persona que quiera seguir una carrera en desarrollo de software. Esto nos da una idea clara de por qué las industrias y las empresas tienen que comenzar a crear vínculos con universidades, además que también es una forma de detectar futuros líderes. Esta asociación es un activo bien conocido por las grandes empresas en países desarrollados, de hecho la misma Amazon de Jeff Bezos, la tercera compañía pública más grande del mundo, ha dejado claro que su elección de oficinas centrales se basaría en la disponibilidad de universidades élites en el área. Sin embargo en muchos otros países la mayoría de los profesionales se gradúan sin saber dónde ir, y aquí es donde las empresas tienen mucho que ganar. En un mundo globalizado donde muchos trabajos son ahora virtuales, la próxima gran estrella de su compañía podría provenir de un país del que ni siquiera ha oído hablar su junta directiva.
Tenemos la alegría de vivir en un mundo que está cambiando rápidamente, lo que no está seguro es si sobreviviremos al cambio o no. Para prosperar en este nuevo mundo que surge de una nueva revolución, las empresas no solo tendrán que adaptarse sino también innovar y capitalizar en las personas. Una combinación de cultura de propiedad, compromiso social y asociaciones con la academia puede dar a las empresas la oportunidad de superar las próximas décadas o, al menos, llegar a la próxima lucha en una nueva revolución.