Ignorancia histórica

SURAZO Juan José Toro Montoya 06/06/2019
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La Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) necesita urgente asesoramiento historiográfico.

En febrero de 2006, el entonces presidente de Chile, Ricardo Lagos, le regaló al vocalista de la banda irlandesa U2, Bono, un charango afirmando que ese instrumento era originario de ese país. Ahí se desató la polémica porque, además de la inmediata reacción de Bolivia, también hubo voces en Perú y Argentina reclamando la paternidad del charango.

Por ello, el 21 de julio de 2006, el Gobierno boliviano promulgó la Ley 3451 que declara “patrimonio cultural de Bolivia, como instrumento de origen nacional, que tiene a Potosí como ‘Cuna del Charango’”.

Tal vez la cosa habría quedado ahí pero resulta que al Ministerio de Culturas y Turismo se le ocurrió proyectar una ley más completa para proteger al charango como patrimonio boliviano. Eso está bien. Lo malo es que parece que lo hizo sin asesoramiento historiográfico.

El parágrafo 5 del artículo 5 de ese proyecto dice que “la cuna del charango se encuentra en el Departamento de Potosí” y eso es cierto pero no exacto. En la Cámara de Senadores, donde el proyecto ya aprobado en Diputados se encuentra para su revisión, me dicen que se incluyó lo de “Departamento” por pedido expreso de representantes del norte potosino que reclaman la paternidad del instrumento, sin presentar pruebas, y hasta habrían amenazado con marcha si no se cambiaba el sentido que todavía tiene la Ley 3451.

El problema es que el actual Departamento de Potosí no siempre fue lo que es. En tiempos coloniales abarcaba a parte de Cochabamba, a lo que fue Tarija, a una porción del norte argentino y a un partido que solo se llamaba Atacama pero, en realidad, era todo lo que después se llamó Litoral boliviano.

El charango nació en el siglo XVII, cuando Potosí tenía la extensión referida. Si se dice que su cuna es el Departamento de Potosí, le estamos dando argumentos históricos a Argentina para reclamar su paternidad pero, lo que es peor, a un vecino todavía más peligroso: Chile.

La verdad histórica es que el charango es el resultado de la transformación que sufrió la vihuela de mano en el Potosí del siglo XVII, cuando esta ciudad era el centro económico del mundo, y, por tanto, en ella florecieron todas las artes. Las pruebas de la Villa Imperial están labradas en piedra, en la portada del colonial templo de San Lorenzo donde están esculpidos dos seres pisciformes llamados Quesintuu y Umantuu que tienen charangos en sus manos.

Ahora, para evitar darle argumentos a Chile, la ALP tendrá que evitar ser generalista y consignar en la  nueva ley que el charango nació en la Villa Imperial de Potosí.

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