Automóvil Club Boliviano-Filial Sucre y el Circuito Oscar Crespo

Gastón Solares Ávila 12/06/2019
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No es posible hablar del Circuito Oscar Crespo sin hablar del Automóvil Club Boliviano Filial Sucre, puesto que fue su creador. Por ello, aprovechando al máximo el espacio disponible para esta nota, una breve síntesis histórica permitirá que el amable lector conozca algunos detalles.

El Automóvil Club Boliviano se creó en La Paz el año 1938. Posteriormente, se establecieron filiales en el interior habiendo sido la primera Chuquisaca el año 1940. El objetivo fue promover el turismo por carretera e incentivar el deporte automovilístico. 

El primer presidente en Sucre fue don Enrique Arana, pero fue durante la presidencia de don José Komarek que se creó el Circuito, para lo que trabajaron intensamente don Julio Cors y Daniel Álvarez, entre otros. El primer Circuito se corrió el año 1970 y esa gestión tuvo a su cargo la organización de siete versiones. Un nuevo directorio se hizo cargo de organizar 16 versiones más hasta el año 1993 en el que, durante el gobierno de don Jaime Paz Zamora, se creó la Federación de Automovilismo Deportivo (Febad), con Toto Arévalo como Secretario de Deportes. Fue un duro golpe a una de las instituciones deportivas más importantes del país, pues los diferentes automóviles clubes perdieron a la juventud amante de este deporte y muchas filiales importantes desaparecieron como ocurrió con Tarija y Potosí. Desde entonces, las competencias fueron organizadas y dirigidas desde La Paz porque en los departamentos del interior se crearon las asociaciones de volantes que tenían a su cargo la tarea ejecutiva. Fue pues el Automóvil Club Boliviano Filial Sucre el que logró que se nos conociera como la Capital del Automovilismo Boliviano.

Por supuesto, no solamente los pioneros, sino muchos otros excelentes y recordados dirigentes y ciudadanos, se sumaron para trabajar por el automovilismo boliviano, teniendo a su cargo tareas específicas que desarrollaban con verdadera pasión, dentro de los que, obviamente, no se puede dejar de mencionar a los periodistas deportivos encabezados por Jorge Revilla Aldana y a quienes hasta hoy continúan con su labor para alegría de los fanáticos chuquisaqueños amantes del deporte tuerca.

Indudablemente, el circuito continúa siendo una atracción y los nuevos dirigentes siguen trabajando por el automovilismo chuquisaqueño, con gran mérito. Sin embargo, existe el riesgo de que nuestro Circuito vaya perdiendo importancia lo que no se debe permitir. En el campo deportivo, nos hemos vuelto dependientes y se ha perdido la carrera final; es decir, las varias vueltas entre los ganadores, un verdadero espectáculo que atraía a turistas, a las cadenas de televisión y a la prensa deportiva más destacada del país. En el campo social, ya no existe la tradicional cena y entrega de premios después de la carrera que culminaba con un bando protagonizado por Oscar Crespo y Raúl Gutiérrez Elías, otro amante de este deporte. Durante ese acto en el que participaban también las autoridades departamentales, los corredores tenían la oportunidad de ver su propia carrera en televisores instalados en el lugar de la reunión, generalmente recibían sus diplomas con especificación de su clasificación. El arduo trabajo suplía a la tecnología de hoy.

Se está haciendo trámite ante la familia para que los pocos trofeos que le quedaron a Oscar Crespo, porque la mayoría los regaló a su propio Circuito, se concentren en el Automóvil Club de Sucre, junto a sus cascos, anteojos deportivos, ropa de carrera y otras pertenencias, para que queden expuestas en una vitrina museo. Será una manera de recordar la memoria de un hombre ejemplar que representó dignamente a su tierra natal y que mantuvo siempre en alto el nombre de Sucre, la Capital de Bolivia y del automovilismo boliviano.

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