La comisión departamental encargada de programar el “II Centenario de Fundación de la República” no debe olvidar los valores del pasado para construir el futuro. Dos siglos de vida “independiente” exigen madurez y seriedad en las propuestas de desarrollo y eso no se logra con agendas referidas a satisfacer al poder político, sino los intereses departamentales en base a sus potenciales, con programas y proyectos de largo plazo y real impacto.
En Bolivia, el núcleo de Charcas (Chuquisaca y Potosí) es víctima de la negación de sus derechos y valores; donde lo único que no han podido privarle es su posición geopolítica privilegiada de heartland Continental. “El Triángulo estratégico de Charcas” que conforman Chuquisaca, Santa Cruz y Cochabamba, hace de este espacio geográfico un centro equilibrador, que comparte el Altiplano, y dos cuencas hidrográficas continentales; (Amazonas y el Plata) con rutas comerciales aún no integradas entre los océanos Atlántico y Pacífico, desde las costas orientales del Brasil hasta Chile y el Perú y, perpetúa su calidad de país decapitado por dos siglos.
Esta región sigue potenciando al poder central sin jugar un rol protagónico, no obstante ser actor importante si logra conformar una alianza del Sur. Por ello, si estos departamentos, suman intereses comunes, comparten recursos y borran centenarios problemas de límites, podrán encarar verdaderos procesos de desarrollo regional, aprovechando y perfeccionando las autonomías actuales, que han derivado en mayor centralismo, asimetrías, politiquería y desequilibrios de la estructura y economía nacional.
Chuquisaca y el Sur tienen los indicadores más bajos de desarrollo, así como un sector productivo público politizado y en franco deterioro; por eso la alianza de Charcas, como una forma de gestionar sus recursos humanos, naturales y financieros, constituye un objetivo político y estratégico de primer orden que puede transformar la vieja Charcas –esa estatua histórica olvidada– en un factor dinámico.
En esa región nace la “Zona de Integración del Centro Oeste de América del Sur” (ZICOSUR). Es un proyecto de complementación económica, comercial y cultural, además de cooperación intergubernamental y empresarial a nivel sub- departamental, que congrega a las regiones vecinas, y constituye un instrumento lamentablemente ignorado por Chuquisaca. Una región de más de 3 millones de km2 y, conformada por las regiones I, II y III de Chile, el Noroeste argentino, los Departamentos del sur y oriente de Bolivia, la totalidad del Paraguay y los estados brasileños de Mato Grosso, Mato Grosso do Sul y Paraná. Para concretarlo es necesaria una interacción entre nuestros gobiernos locales en infraestructura, producción, cultura turismo y servicios. El ZICOSUR, es una organización potencial y moderna que avanza silenciosamente, en un proceso de integración con desarrollo, ese tipo de soluciones proactivas, reales y equilibradas, que pueden acabar con los males de la dependencia, la pobreza y la injusticia que pesan sobre esta parte del Continente de una manera cruel y sostenida.
“Chuquisaca vive de sus recuerdos, la Ley ha hecho su decrepitud” escribía Samuel Oropeza, en una publicación de 1882 sobre la provincia Chaco borrada del mapa: “Si nos diéramos el cuidado de repasar las leyes que se dictaron y se dictan para privar a Chuquisaca de sus glorias pasadas, no son suficientes las protestas y la indignación… ¿Quiénes hacen las leyes? Son los gobiernos, los políticos, no son solo enemigos de Chuquisaca sino del país, viven de las mentiras, la corrupción, los pactos escondidos al pueblo que los elige, para luego hacerlos “víctimas de traición y el mal gobierno”. Este comentario cabe, como anillo al dedo después de un Siglo…(¿?)