Sobre marraquetas bajo el brazo

Cecilia Romero 28/06/2019
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Un mundo y mucha gente, en realidad millones. Gente que usa recursos, gente que genera desechos, gente que necesita alimento, gente que aspira, además, a respirar aire puro, tener árboles en sus manzanos y además contar con seguridad alimentaria. En fin, gente, mucha gente que exige bienestar.

El portal de Naciones Unidas informa que en 1950, se estimaba que la población mundial era de 2.600 millones de personas. Se alcanzaron los 5.000 millones en 1987 y, en 1999, los 6.000 millones. En octubre de 2011, se estimaba que la población mundial era de 7.000 millones de personas. Para finales del 2015, la población mundial alcanzó los 7.300 millones de personas, lo que significa que, en 12 años, el número de personas en el mundo ha aumentado en 1.000 millones.

De los millones de personas que hoy viven en el planeta, según Naciones Unidas, un 60% está en Asia, un 16% en África, un 10% en Europa, luego y en porcentajes menores la suma se deshilvana en las tres américas. Bien, con semejante cantidad de personas en el mundo uno realmente se pregunta: ¿queremos seguir sobrepoblando el planeta?, ¿es sostenible el crecimiento poblacional en el mundo?

Ya puedo imaginarme a muchos levantando el arco de la ceja, claro, después de todo es “natural” reproducirse y no solo una vez sino muchas, tres al menos y confiar en que cada nuevo ser llega con “la marraqueta bajo el brazo”, a estas alturas sería mejor que portara unos cuántos árboles y una cantidad suficiente de agua como mínimo, para poder hacer sostenible su presencia en un planeta al borde del colapso.

En el portal “Otro mundo es posible”, Benedicto Cuervo Álvarez se pregunta “¿Puede el mundo soportar el gasto de agua, comida y energía de tanta gente? El crecimiento de la población ha dado como resultado una población excesiva a nivel nacional y global. El aumento de la demanda de alimentos, agua, viviendas, medicamentos, aumento de las explotaciones de recursos naturales y otros elementos necesarios para la supervivencia han provocado auténticos desastres ecológicos y medioambientales en nuestro planeta”.

Tanta gente supondrá que haya mayor demanda de recursos, invasiones sistemáticas a territorios protegidos y la adaptación de entornos como nuevas construcciones, sistemas de transporte con la consecuente exclusión de otros usos para la tierra y, claro está, la degradación del paisaje.

¿Pero quién es uno para protestar contra la reproducción sistemática de nuestros congéneres? Por supuesto que muy poco se puede decir contra esta carrera de generación de más y más seres humanos, aclarando que para nada se alude a formas de desaparición, sino y en realidad en una verdadera reflexión sobre estos actos que poco tienen que ver con un pretendido desarrollo sostenible. Para finalizar un último dato brindado por las Naciones Unidas: “Está previsto que la población mundial aumente en más de 1.000 millones de personas en los próximos 15 años, por lo que se alcanzarían los 8.500 millones en 2030, 9.700 millones en 2050 y 11.200 millones en 2100”.

Con los correspondientes márgenes de error que deben ser poco considerables, se diga lo que se diga la gente ya se apunta para llegar y ojalá sea cierto que vienen con el pancito bajo el brazo.

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