En los años setenta, Radio Nueva América transmitía una exitosa radionovela sobre las fantásticas aventuras de Kalimán y su pequeño amigo Solín. Kalimán, el hombre increíble, se presentaba como: caballero con los hombres, galante con las mujeres, tierno con los niños e implacable con los malvados.
Un amigo cultor de estas aventuras me hizo llegar el guión de un capítulo inédito de la aventura titulada: Kalimán contra el Dr. No, que hoy domingo me permito compartir.
Zaplasteco, la señorial y magnífica capital de la ancestral y enigmática Buotan se descolgaba majestuosa y altiva a 4.500 metros de altura. Zaplasteco, la ciudad más alta del mundo, cuyas montañas besan los cielos más azules del planeta, sin rubor, tiene centenarias avenidas donde las construcciones soportan estoicas el paso mecánico del modernismo sin inmutarse, donde los monumentos a los grandes héroes, levantados durante casi dos siglos, vigilan desde sus tronos pétreos a sus fieles súbditos. Aquella mañana, el sol de agosto patrio bañaba cálidamente el magnífico edificio donde habita el Conde Oveslamor en Zaplasteco.
Dos singulares visitantes están en la ciudad milenaria y observan absortos la arquitectura del palacio real. Sus altas columnas, su decorado torta de quinceañera, sus chillones vitrales azules hacen palidecer a las viejas casas coloniales que la rodean. “Uno es un muchacho de rostro vivaz y alegre, de ojos negro azabache, vistiendo su bien cortado traje de alpaca gris. El otro es un extraño y singular caballero vestido a la usanza hindú, alto y de complexión atlética, bajo su entallada casaca y pantalón de seda blanco se adivina un cuerpo vigoroso y recio, al accionar los brazos, los poderosos bíceps amenazan con romper la fina seda y su amplio tórax se expande al ritmo de su respiración, de la chaqueta surge vigoroso un cuello musculado que sostiene su cabeza como estampa de un gladiador romano, su rostro cobrizo de finas facciones cobra más lucidez con los ojos de un azul intenso que semejaban dos límpidas aguas marinas, aquel rostro de asombrosa belleza varonil es coronado con un blanco turbante de seda donde al frente brillaba una gran esmeralda que lanzaba destellos al reflejo del sol. Aquel singular caballero completaba su indumentaria hindú con un cinturón de hebilla de oro donde cuelga una daga curva con empuñadura de pedrería exótica”. Aquellos dos visitantes de la ciudad más alta del mundo son Kalimán y su pequeño amigo Solín quienes fueron invitados por el todo poderoso Oveslamor. Este y Kalimán se habían conocido en la misteriosa Nuba Oriental en la ocasión de la entrega del premio paladín de la justicia planetaria en manos del amigo común Amuar Saif El Galafi.
Kalimán y su dilecto amigo ingresaron a un augusto salón donde largas y multicolores banderas caían marciales de los techos. Solín aprovechando el silencio del lugar preguntó en voz baja: ¿Mi señor y amigo, quién vive rodeado de tanto lujo cuando en la calle hay mucha miseria? Kalimán con voz aterciopelada le respondió: Solín, mi pequeño amigo, hablas como un revolucionario que odia la nobleza. Recuerda que donde hay una injusticia que reparar, o la emoción de una aventura o una bella mujer, ahí estará Kalimán. Y no juzgues antes de escuchar a un amigo.
De pronto, de un oscura esquina surgió Oveslamor con el rostro bordado por arrugas pero con los ojos brillosos de poder. Se apresuró a estrechar las recias y musculosas manos de Kalimán. Qué bueno que atendiste mi llamado. Fue directo al grano. Estoy en problemas. Hay una rebelión en curso en mi reino. El apoyo de mi pueblo está mermando. A pesar de que siempre les he dado todo, confort, cestas de panes y flores, y mi amor infinito votaron para que no los siga gobernando. Mis súbditos están siendo manipulados por el tenebroso Dr. No, cuyas malas artes e intenciones se originan en una diosa esquiva llamada Democracia. Kalimán, estoy en peligro y necesito tu ayuda. Zombies neoliberales que dicen defender la libertad, me rodean y abuchean donde voy. Además, la exportación de diamantes, del que vivía mi reino, está en decadencia, las arcas públicas están quebradas y les debo a todas las comarcas de mi alrededor.
Kalimán escuchaba taciturno y su bello rostro reflejaba preocupación sincera. Oveslamor ofrecía cielo y tierra al hombre increíble. Nombraría una plaza con su nombre, lo haría partícipe de las empresas del reino de Boutan, le ofreció ingentes recursos y joyas raras a cambio de que su ayuda para contener y eliminar a los zombies janiwas pro democracia.
Kalimán extrajo su cigarrera de oro puro y, de ella, un cigarrillo turco. Solín se apresuró a encenderlo. El humo subió serpenteante por el amplio salón. Los azules ojos soltaron una mirada condescendiente, los poderosos músculos entraron en posición de descanso y con voz firme Kalimán se dirigió a Oveslamor: Serenidad y paciencia, mucha paciencia, mi dilecto amigo y hermano, como dicen por estas tierras.
Kalimán que había robado el fuego de la vida de la tierra de los muertos, escalado el monte Kilimanjaro de espaldas y los ojos vendados, y luchado contra gigantes sapos en el fondo del sagrado lago Kakatiti, ahora se enfrentaba a su peor desafío: Luchar contra del Dr. No. En esta ocasión debía apagar el fuego de la libertad.
¿Podrá Kalimán derrotar a los zombis de piedra vende patrias?, ¿será posible salvar a Oveslamor de las garras del Dr No?, ¿tendrá Kalimán que terminar su MBA en la Bombay Business School para ser parte de YPFB?, ¿podrá Kalimán, con inmensos ojos color mar y poderosa mente, salvar el proceso de cambio del reino de Boutan? No deje de sintonizar su radio emisora para un apasionante nuevo capítulo de: Kaaaaliiiimaann. El hombre increíble.