El problema de tráfico se ha generalizado en todo el mundo, especialmente por el incremento del número de vehículos. En ciudades como la nuestra, de calles estrechas y pocas avenidas, obviamente el problema es más grave, por lo que es necesario dedicarle más tiempo a la consideración y estudio de posibles soluciones, cosa que no se hace, lo que contrasta con otras ciudades bolivianas, como las del eje central especialmente, donde las autoridades municipales informan constantemente sobre las acciones que toman: control sobre alcoholismo, modificación de rutas y paradas de transporte público, parqueo pagado en ciertas calles y avenidas y regulación del tráfico en general.
Hace pocos días, la prensa ha informado sobre las acciones que tomará el H. Concejo para que la prohibición de parquear en ciertas calles tenga sustento legal, lo que está bien, pero aunque importante, no se habla de otras acciones, con excepción de los separadores de vías que se han colocado en varios lugares y aunque no son estéticos, hay que reconocer que están cumpliendo una función importante.
En todo caso ya se ha mencionado, no solamente en esta columna sino en varios medios de comunicación, sobre los problemas que están tan identificados que tienen fácil solución. ¿Cómo no va a ser posible empezar por educar a conductores y peatones estableciendo paradas oficiales para el transporte público? ¿Es negligencia, falta de capacidad, falta de voluntad o existe alguna causa más seria o más grave?
Está claro que si se dicta una norma y no se la hace cumplir, es igual que no hacer nada; sin embargo, mucho se puede lograr si hay decisión, si hay voluntad y, por supuesto, si hay capacidad, pero parece que nada de eso existe.
En época de clases la ciudad se pone intransitable, especialmente en horas pico, y precisamente por ello, por lo menos los taxis desaparecen cuando los peatones más los necesitan y son precisamente en esas horas que los buses se vuelven trenes en pleno centro de la ciudad. Mayor desorden, imposible.
Lo primero que tiene que hacerse es, sin lugar a dudas, una campaña de educación en lugar de la propaganda que no sirve para nada frente a la realidad. No se puede decir que todo está bien cuando todo está mal. En cambio, si se propala por todos los medios de comunicación que el transporte público tiene la misión de acercar a los pasajeros a su lugar de destino y no llevarlos a la puerta, será más fácil convencer a los propietarios y conductores de buses que en lugar de trancar las calles con sus enormes vehículos deben aceptar rutas evitando su ingreso a por lo menos dos cuadras del centro de la ciudad.
Este proyecto de solución es indudablemente difícil de ejecutar, pero los responsables de la solución, si aceptan los cargos que deben asumir esta responsabilidad, tienen que hacerlo. ¿Cómo se puede postular a la Alcaldía o aceptar el cargo de Jefe de Tráfico y Vialidad o de Jefe de la Unidad Operativa de Tránsito, si no hay decisión de solucionar los problemas?
El problema es difícil, pero tiene solución. Es cuestión de capacidad, de decisión y de otras cosas más.