Dentro de seis años Bolivia cumplirá 200 años como país o Estado dentro del consenso mundial. Al estar enfrascados en una época preelectoral nadie habla de este acontecimiento, importante e histórico.
Según el oficialismo, existe la Agenda 20-25 que no llama el interés de la población porque son otras las preocupaciones tanto de los políticos, las autoridades departamentales como de otras instancias de la actividad cotidiana.
¿Cómo nos encontrará el Bicentenario de la creación de Bolivia? Se advierten varias miradas de la realidad, entre otros: la educación, la salud, la infraestructura, el poder político, la economía, la integración, la soberanía, la seguridad ciudadana…
Un parámetro puede ser la consideración del capital más importante que tiene Bolivia como Estado: su población; es decir ¿cómo ha sido el desarrollo de la sociedad, su integración, sentido de pertenencia e identidad?
Para el análisis se advierte claramente tres etapas o segmentos históricos del desarrollo de la colectividad boliviana: antes de la creación de Bolivia, la etapa republicana y actualmente en el Estado Plurinacional.
Se afirma que a la llegada de Francisco Pizarro los indígenas del Imperio Incaico alcanzaban una población de 12 millones de habitantes y fueron sometidos al yugo de la servidumbre; no fueron considerados como seres humanos, se dudaba si los nativos tenían alma. Los trabajos forzados, las pestes y enfermedades nunca conocidas disminuyeron esa población. Solo en las minas del Cerro Rico de Potosí murieron no menos de un millón de mitayos (no existen datos precisos) trabajando 16 horas al día.
A los seis años después de nacer Bolivia se determina que el país tenía un poco más de un millón de habitantes (1.088.768 h.), de estos dos terceras partes eran indígenas; pero sin derecho alguno, solo pongos, no ciudadanos.
En esta etapa republicana los nativos no podían ingresar a prestar el servicio militar, no tenían acceso a la escuela, no podían emitir su voto para la constitución de gobierno. Esto dura hasta la década de los años 30-50 del siglo pasado, tal es así que los indígenas crean subterráneamente las escuelas clandestinas para intentar aprender a leer y escribir.
La siguiente etapa viene con la Guerra del Chaco. Jamás antes los nativos fueron partícipes de alguna contienda bélica que sostuvo Bolivia. Para la campaña con el Paraguay los jóvenes indígenas son cazados como animales para engrosar las filas del ejército y llevados a campos hostiles de batalla. Se ha escrito mucho sobre el particular con anécdotas del “repete”.
Después de la finalización de esta contienda bélica se conoce que no menos de 20 mil indígenas fueron movilizados a las candentes arenas del Chaco, recién se valora su existencia y se considera incorporarlos a la ciudadanía con la Revolución de 1952.
En los años siguientes no gozan de plenos derechos, relegados siempre a tercer plano, solo vistos para “cargar bultos” para la señora citadina. El ejercicio de plena ciudadanía no fue fácil para el indígena, siempre despreciado por su origen, su color de piel, su raza, su cultura, relegado a simple folclore o incorporado a los suburbios de las ciudades para trabajos manuales o las minas de la Comibol.
¿Cómo está hoy esta población? ¿Cómo estará al cumplir Bolivia los 200 años como nación? ¿Cómo fue el proceso histórico a lo largo de los años de democracia que se vive? ¿Llegó realmente al Gobierno? ¿Todavía hay indígenas en Bolivia o reniegan de su origen sus descendientes? ¿Cuál es su status social? ¿Cuál es el rol que les asigna la historia?
Recibir el Bicentenario de Bolivia implicará evaluar la evolución de la sociedad y su corresponsabilidad en formar el país.