El Parque Bolívar y el tráfico en Sucre

Gastón Solares Ávila 28/08/2019
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Lo ocurrido en La Paz, cuando integrantes de un sindicato de transporte público apedrearon los buses también de transporte público, pero de propiedad de la Alcaldía, hace que nos refiramos nuevamente al tema del tráfico en nuestra ciudad convencidos de que la gota labra la piedra.

Ese hecho, insólito por cierto, demuestra también que tratar de ordenar el tráfico en nuestras saturadas ciudades no es tarea fácil, ni mucho menos, sencillamente porque la lucha es contra la irracionalidad de pocos que se agrupan para defender sus derechos, en perjuicio de todos. Por supuesto que tienen derecho a trabajar, pero quieren matar la competencia a pedradas porque se mimetizan siempre personas agresivas, muchas veces con intereses ajenos al problema que origina las movilizaciones. 

Seguramente esa es la razón de la inoperatividad de las autoridades locales del ramo que prefieren dejar el caos como está, en lugar de tomar medidas en defensa de todos los ciudadanos como es su obligación. Sucre, ciudad de calles estrechas, de pocas áreas verdes y de muy pocos lugares de esparcimiento, tiene el Parque Bolívar cerrado para la mayoría de sus habitantes desde hace muchos años. La anterior gestión municipal realizó un estudio para abrirlo a la población, pero no lo hizo. La actual administración tuvo la virtud de construir un patio de comidas para evitar que la calle principal se llenara de vendedoras ambulantes, pero dejó a medias su trabajo porque el Parque sigue cerrado, su laguna sin agua contrasta con la de la época en la que los cisnes se alimentaban con la comida que les daban los niños o con la que contaba con barquitos a pedal que funcionaban sin tener el parque cerrado.

Es, además, problema de educación porque hay que insistir en campañas destinadas a convencer a la población de que el transporte público debe acercar a los pasajeros a su destino y no llevarlos a la puerta. Solo los minibuses deberían llegar a dos cuadras del centro de la ciudad, habilitando las rutas con profesionalismo y experiencia. En síntesis, que se imponga la razón y no el de las piedras o el del peso de los vehículos. 

Hay que empezar por habilitar áreas de circulación empezando por el Parque Bolívar que debería abrirse cuanto antes sin convertirse, obviamente, en parqueo, sino en un lugar de paseo y recreación, como cuando la ciudad tenía autoridades que compartían esta manera de pensar.

Por otra parte, toda el área requiere urgente ampliación. ¿Hasta cuándo funcionará como maestranza municipal y garaje de vehículos pesados el mejor espacio que colinda con el que fue hotel? ¿Y qué se tiene planificado para el ex hotel? ¿Y la estación de servicio abandonada que ocupa un espacio importante? Alguien tendría que hacer algo y ese alguien tiene que ser la Alcaldía. Son preguntas sin respuestas. Así pasan los días sin tomar decisiones, agravando el uso de espacios públicos que aumentan cada día. A pesar de todo lo negativo, hay algo positivo que se debe destacar y es la presencia de agentes de parada que parecen bien capacitados ayudando en el tráfico a ciertas horas. Ojalá sea el comienzo de la ejecución de un plan integral.

Finalmente, hay que tener en cuenta que en una ciudad saturada de vehículos, de pocos espacios de recreación y de calles estrechas, es un crimen dejar cerrado el Parque Bolívar. ¿Pero qué se puede hacer para convencer a las autoridades municipales para que actúen en beneficio de la mayoría de la gente que solo tiene la fuerza de la razón?

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