Soñar en el campo

Dick Commandeur 03/09/2019
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Digamos que hubiera nacido en una comunidad en Chuquisaca. Mis padres serían agricultores campesinos, que producen su comida y de vez en cuando venden algo para hacer las compras necesarias o costear un viaje a la ciudad de Sucre. Pero yo quiero mejorar mi vida y conseguir un ingreso digno. He ido a la escuela en la comunidad y luego al colegio en el pueblo, más que todo porque me gusta conocer cosas nuevas, pero al final creo que aprendí más de mis padres. Felizmente tengo un tío en Sucre, donde puedo ir a vivir el próximo año, y mis padres han ahorrado algo de dinero con lo cual puedo pagar los costos de la universidad, porque quiero estudiar para aprender sobre nuevos productos y tecnologías. 

He visto productores en otra comunidad que producen orégano y tomillo, parece que les va bien, aunque aún no se hayan vuelto ricos. En el futuro quiero hacer lo mismo, o dedicarme a otras especias y hortalizas nuevas, como los que se venden en el supermercado de Sucre. No me parece muy difícil la producción, pero claro, necesito semilla de primera calidad y saber las mejores técnicas para conseguir un producto que sobresalga de los que se venden a precios más bajos en el mercado o a los rescatistas. 

Un problema será la tierra. De mis papás podré utilizar una parte, pero no tiene agua asegurada. Necesitaré mejorar la tierra, construir terrazas, traer agua de una vertiente que hay más arriba, tener un estanque quizás y riego a goteo. Leí en un periódico que alguien dejó en la plaza del pueblo, sobre el cultivo de hidroponía en invernadero, que produce hasta en el desierto. A lo mejor, el municipio me pueda ayudar con el agua, no necesito una represa enorme. También tengo que ampliar las parcelas. Nuestros vecinos se han ido a la ciudad y casi ya no vuelven; quisiera utilizar su tierra, pero tengo miedo, porque o tengo que trabajarla sin mejorar, con lo que nunca producirán bien, o tengo que invertir en ella, pero con el riesgo que cualquier momento vuelvan y me las quiten. Ojalá pudiera comprarlas, con los papeles en orden, y pagando poco a poco o a crédito con la misma tierra como garantía.

Tengo dos amigos con los mismos sueños, y juntos vamos a formar una empresa campesina para llevar nuestros productos al supermercado, donde pagan bien. Dicen que es importante seleccionar lo mejor, presentarlo de la mejor forma, para que den el mejor precio. Aprenderé sobre el código de barras que requieren. Ojalá algún día podamos certificar productos para vender en el exterior, lo que solamente es posible si cuentan con un certificado internacional. Seguramente en la universidad me enseñaran qué tengo que cumplir y quién me puede otorgar ese certificado.

He visto a otros jóvenes de la comunidad ir a la ciudad y estudiar, pero ya nunca vuelven. No sé exactamente de qué viven, pero debe ser de trabajos ocasionales o quizás se han metido con algún partido y viven de las migajas en alguna oficina pública. O se han ido a Santa Cruz. Yo quiero ser diferente, porque creo que puedo trabajar acá para tener una vida respetable.

Ahí desperté con ánimo, pero también con pena porque los jóvenes que quieren vivir del campo no lo tienen fácil.

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