Una mirada conceptual a la resiliencia y cómo establecer un equilibrio entre los sistemas climáticos y las comunidades.
La resiliencia ecológica no dice sí a la conservación y sí a la extracción. Hay tendencias occidentales. Los hombres por excelencia somos depredadores y al mismo tiempo tenemos amor a la naturaleza y ese hecho nos constituye como seres humanos en contradicción.
La civilización andina nos enseña a través de la ritualidad y metaboliza estas dos cosas y pedir permiso a la tierra para extraer lo que es necesario para que funcionen los sistemas y no más. Entonces cuando occidente rompe esas relaciones y depreda con el extractivismo irracional, de ahí viene el modelo capitalista con crecimiento exponencial, sostenible, y los pueblos indígenas reconocen que los sistemas son cíclicos: hay verano, otoño, invierno y primavera, es decir todo retorna y esa conclusión es estratégica para la humanidad porque nos puede ayudar a romper esa pulsión de focalizar y ponerle energía en un solo vector.
La resiliencia económica nos dice que debemos transformar y debemos buscar ingresos revalorizando también las redes de reciprocidad en las ferias comunales para tener sistemas equilibrados.
La resiliencia económica es afirmar el capitalismo y crecer buscando ingresos y relativizarlo con la reciprocidad donde las sociedades, comunidades y municipios puedan desarrollarse de manera óptima como indica la ley y visibilizar las redes y ferias comunales que son el otro modelo económico de reciprocidad, el de compartir.
La crisis del modelo de crecimiento de las últimas décadas ha hecho necesaria la búsqueda de nuevas estrategias y prácticas que promuevan una resiliencia urbana más inclusiva. Despiertan creciente interés un amplio y heterogéneo conjunto de redes colaborativas con objetivos transformadores, basadas en relaciones de reciprocidad y proximidad, que proponen alternativas a la economía dominante.
Sus características y factores de su crecimiento actual plantean un análisis de forma extensa a su organización espacial, así como a su potencial para la revitalización económica y la innovación social en ciudades y barrios. Se considera y reflexiona sobre sus limitaciones y su necesaria vinculación con las tareas de Estado como política pública.