Federalismo posible

SURAZO Juan José Toro Montoya 10/10/2019
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La inclusión del federalismo en la agenda de las reivindicaciones potosinas tiene fecha: 30 de diciembre de 1941.

Ese día, una asamblea popular realizada en la plaza Alonso de Ibáñez decidió realizar una “campaña en favor de una auto-determinación nacional popular sobre nuevo sistema de gobierno en la nación”. Aunque en las conclusiones no se mencionaba la palabra, era obvio que se estaba hablando de federalismo. Tan obvio que el periódico Alas lo resumió así: “todo esto, el cansancio de Potosí, que nunca es escuchado, el menosprecio que se hace de sus derechos y de sus anhelos y de otros factores más, de honda significación, han planteado aspectos que tienen un franco tono FEDERALISTA y que sería un concepto unánime del pueblo, la única solución para Potosí”. 

Desde entonces, el federalismo ha calado tan hondo en el sentimiento potosino que hasta existen canciones sobre ello. Una de ellas cierra con un clamor: “¡déjenme ser federal!”.

Pero el tema no había pasado de canciones, consignas en las marchas y pintadas en las paredes por una razón elemental: un sistema federal solo puede ser tal cuando involucra a dos o más organismos que, en el caso de Bolivia, son Departamentos.

También estaba, y está, la traba constitucional. Para ingresar a un régimen federal es preciso modificar la constitución que dice, en su artículo 1, que “Bolivia se constituye en un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario…”. ¿Cómo acometer la reforma si no había más interesados en federalizarse? 

La respuesta a esa pregunta llegó hace menos de una semana, en el cabildo cruceño. Aunque no se había previsto, el federalismo se deslizó entre las conclusiones por una sencilla razón: varias regiones del país están cansadas del centralismo secante que se ejerce desde La Paz.

El mismo primer artículo constitucional mencionado dice que, además de unitario, Bolivia es un Estado “libre, independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías” pero, al ver la forma en la que el MAS maneja el país, es obvio que el régimen autonómico se quedó en los papeles.

Lejos de lo que puedan decir los candidatos provenientes de La Paz, el federalismo no es separatismo porque, aunque cada región tendría la posibilidad de manejar sus propios recursos, existen competencias que se quedarían en manos del gobierno federal que subsistiría con el aporte de todos. En otras palabras, el federalismo necesita a los demás y precisa que haya un país que sume a los estados federales.

Si Santa Cruz quiere ir por esa vía, tiene en Potosí al mejor aliado.

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