Sorpresa, perfección y decisión son los ingredientes fundamentales para darle jaque al rey. No hay mayor rivalidad en la historia del ajedrez que la que tuvieron Gary Kasparov y Anatoly Karpov. Las brillantes partidas que se disputaron podrían llenar un libro de dimensiones considerables.
Como lo reseña chess.com, “la partida del campeonato mundial en 1985 muestra un Kasparov en su mejor momento, dijo un fanático del ajedrez, cuando este ofreció un sacrificio de peón en la apertura, estableciendo un caballo tremendo en d3, recortando con 21...g5 y mostrando siempre un sinfín de cálculos y combinaciones frescas”.
Eso es precisamente lo que necesitamos. Combinaciones frescas para ganar la partida, o como dicen por ahí, para recuperar la democracia que se ha perdido a punta de fallos torcidos y recuentos fraudulentos.
La primera movida la hizo el peón citadino, que ha descolocado al rey de su sitio, porque este nunca imaginó que los peones citadinos estuvieran dispuestos a moverse de su lugar.
Ellos se movieron y decidieron bloquear, e hicieron varios cabildos. También salieron de su incómoda zona de confort y, pitita en mano, bloquearon, corearon consignas y consiguieron hacerse escuchar hasta por el más sordo del alma.
Los bloqueos ciudadanos que se están efectuando en Cochabamba, Santa Cruz, Tarija, La Paz y otros lugares, están mostrando un tablero de ajedrez nacional distinto al habitual. Y esta vez los oponentes son diferentes.
Pero al igual que en una gran partida, es necesario efectuar otros movimientos y saber anticipadamente qué hará el enemigo. Ver la jugada final, porque un estoque bien colocado podría cambiar el curso de la historia.
De otra manera la reacción hormonal solo conducirá al sacrificio de los peones, mientras que el rey quedará feliz y contento, viendo desde su trono cómo se mueven y mueren peones, alfiles, caballos y torres.
Bien lo dice Sun-Tzu, en el capítulo Flexibilidad e Imitación: “Hay que moverse con flexibilidad y equilibrio. Se debe ponderar y deliberar antes de hacer un movimiento. Conquistará quien haya aprendido el artificio de la desviación. Tal es el arte de las maniobras”.
Añade este autor, en el apartado Determinando la Vulnerabilidad del Oponente: “Quien no piensa de antemano, sino que toma a su enemigo a la ligera y no hace suficientes cálculos previos, con seguridad será capturado por este”.
Tales consejos, al igual que en el ajedrez, implican que la anticipación y la sorpresa son vitales si se quiere ganar la que se está denominando como la madre de todas las batallas.