Dos sistemas se disputan el poder en el mundo: El liberalismo o capitalismo, y el socialismo-comunismo. El primero nació en 1776 con Adam Smith y el segundo con Carlos Marx un siglo después; pero algo que recién empieza a revelarse, es que ambos sistemas fueron promovidos por el mismo poder oculto en la sombra, el Sionismo Internacional que gana por partida doble.
En el Siglo XX surgen notables economistas que influyen en las dos escuelas de pensamiento económico: Hayek y Friedman por la democracia capitalista, y Maynard Keines por el socialismo o intervención del Estado en la economía, debiendo apuntar en los extremos. El primero derivó en la desigualdad social y la sustitución del hombre por el capital; mientras el segundo, la dictadura, y sustitución del hombre por el estado y la globalización. También, algunos países optaron por nacionalismos, siguiendo corrientes nazi-fascistas de alemanes e italianos. Ejemplos entre otros en nuestro continente fueron el Peronismo argentino, y el MNR boliviano, pero con cambios de matices llegaron a la dependencia de los sistemas opuestos.
Hace 30 años, el 9 de noviembre de 1989, cayó el comunismo en Polonia y la República Democrática Alemana, mediante levantamientos populares masivos que acabaron destruyendo el muro de Berlín y la dictadura comunista. Así se implanta en el mundo un capitalismo triunfante.
En nuestro continente actualmente también surgen protestas violentas, tanto contra las corrientes neoliberales y socialistas, con motivos que más parecen pretextos e influencias de ideas del huracán bolivariano y el Foro de Sao Paolo, tanto en Ecuador, Chile, Bolivia y otros países.
En el caso boliviano, la larga cadena de prórrogas del gobierno llamado Plurinacional, cuyos objetivos políticos son fundamentalmente disgregar el país, creando un conflicto campo–ciudad, embanderar la hoja de coca y los sectores sociales descontentos con el modelo neoliberal, del cual no es sino su último eslabón, sigue la línea trazada por el poder mundial ligado a los intereses transnacionales de la droga y la banca.
Su acceso tuvo la buena fortuna de una coyuntura externa favorable por la elevación de los precios internacionales de los pocos productos de exportación, en una proporción de cinco veces más, lo que permitió un ciclo de bienestar económico nunca vivido antes, excepto la década del 70 que no alcanzó ese nivel. Esto permitió un discurso de éxitos, que con el paso de los años fue agotándose.
Lo que queda por analizar y reflexionar es: “Y después del cambio qué…” El presente griego que deja como herencia, es una situación anómala a revertir después del colapso institucional. El pueblo sabe que le espera una etapa de sacrificio, un ciclo de crisis depresiva, un modelo social comunitario plurinacional que hace aguas… Llega el tiempo de trabajar y producir para equilibrar la economía de una revolución moral, de austeridad y no crear dinero sin respaldo. El 1 de noviembre de 2019, entra en vigor el nuevo sistema monetario, vuelve el oro como patrón monetario mundial en 209 países, y con él terminan las crisis inflacionarias y alzas salariales. En verdad, estamos viviendo tiempos de una sociedad despierta, de confusión y complejidad.