Asfixia económica

EDITORIAL Editorial Correo del Sur 11/12/2019
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Básicamente, una agencia de noticias es una empresa, pública o privada, que provee servicios informativos. Jorge Consuegra va más allá al señalar que “es un sistema de recolección de noticias que distribuye regularmente sus servicios informativos entre diversos medios de comunicación suscritos a los mismos”.

En Bolivia tenemos dos agencias de noticias, una pública, que es la Agencia Boliviana de Información (ABI), y una privada, de propiedad de la Iglesia católica, la Agencia de Noticias Fides (ANF).

La ANF se fundó hace 56 años y, en más de medio siglo de existencia institucional, se convirtió en el sello de la información que llegaba del interior del país. Su sigla, como crédito de una nota, aparece en miles y miles de periódicos, de diferentes tiempos y lugares, que ahora pueden consultarse en los archivos hemerográficos. No es exagerado, entonces, decir que la ANF escribió, día a día, la historia de Bolivia y la imprimió para la posteridad, a través de los periódicos que publicaron sus notas.

De pronto, y cuando parece que en el país se respiran más aires de libertad, la ANF sorprendió ayer al anunciar “el fin de un ciclo”. Lo hizo mediante un comunicado institucional que, con ese título, comunica que “la Compañía de Jesús, como entidad instituyente de ANF, ha considerado largamente las salidas a una crisis económica de larga data y que en la última década ha significado una ‘asfixia’ real llevando a que la agencia sea insostenible y no pueda continuar del mismo modo”.

Y si el comunicado no lo dice con todas sus letras, un mensaje de una de sus periodistas, la chuquisaqueña Nancy Vacaflor, confirma las razones de esta lamentable decisión: “Hemos resistido hasta donde se pudo, pero la asfixia económica ha sido demasiado para un medio como la ANF”.

¿Qué es la asfixia económica? Es la situación de estrechez a la que condujo el gobierno del MAS a muchos medios del país como resultado de una estrategia cuyo objetivo principal era el control de la información.  

El MAS sabía que la información es poder y que los medios que no se alinearan con su gobierno iban a ser críticos. Por ello, primero creó la más grande red de medios estatales en la historia de Bolivia: potenció y transformó a Televisión Boliviana y la radio Illimani que, con equipos e infraestructura nueva, instalaron repetidoras y cubrieron prácticamente todo el territorio nacional. ABI, por su gratuidad, se convirtió en la principal competidora de ANF, y, además, se creó un periódico oficial, Cambio. Por si todo eso fuera poco, se creó toda una red de radioemisoras y canales de televisión paraestatales. Dos eran las características de este megagrupo: hacer propaganda del régimen y defenderlo de los medios no alineados.

Ese tremendo aparato no contentó a Evo Morales y los hacedores de su hegemonía. Utilizando recursos de procedencia desconocida, personajes del régimen compraron medios privados a través de terceros. Así, estos también se ponían a su servicio, pero de manera extraoficial. Como no pudo comprar a todos, decidió asfixiar al resto: les cortó toda publicidad estatal y desvió ese dinero a los medios comprados por terceros. El periodista Humberto Vacaflor estima que el dinero con el que se favoreció a esos medios fue de 4.000 millones de dólares, los mismos que se negó a los medios independientes.

Los medios independientes eran los clientes de ANF, los que le compraban sus noticias. Unos cerraron y otros, los más, prescindieron de sus servicios porque ya no tenían suficiente para pagarlos. Fue solo una de las maneras por las que la agencia católica entró en debacle.

La decisión condena al MAS al oprobio de haber reducido al mínimo la actividad de la agencia de noticias más emblemática de Bolivia. Es de esperar que este periodo no dure mucho tiempo y la sociedad sepa reaccionar en consecuencia.

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