¿Qué pasa si Evo Morales deja Argentina? Si la Interpol ya ha activado el código rojo, como afirma el Ministerio de Gobierno, el expresidente es sujeto de detención, así que no le conviene perder su condición de asilado.
Ni siquiera viajar a otro país
Evo Morales retrocedió otras veces; algunas, incluso, en el ejercicio de la presidencia, pero no existe una referencia documentada de que alguna vez se haya retractado. Por eso es que estas cuatro palabras: “Me retracto de ellas” no son simplemente una anécdota. Tal vez no sean un hito, pero sí, por lo menos, deben considerarse una boya en la vida del hombre que más tiempo gobernó Bolivia.
“Retroceder nunca, rendirse jamás”, debe ser una frase que Morales recuerda con frecuencia, porque es el título de una película que gira en torno a mafias y artes marciales. Pero él retrocedió. Lo hizo en el Año Nuevo de 2011, cuando desistió en su intento de subir el precio de los carburantes, subvencionados hasta hoy, debido a las protestas que se habían desatado en todo el país. Y retrocedió siete años después, cuando las movilizaciones de los médicos le obligaron a abrogar el Código Penal que había promulgado semanas antes.
Pero, si bien retrocedió, Evo nunca se rindió. Y la prueba es, precisamente, aquella confesión que se le salió en una entrevista con la radio cocalera Kausachun Coca. Seguramente se sintió en familia, hablando por la emisora que tanto apoyo le prestó, que pensó en voz alta y dijo que, si vuelve al poder, tendría que organizar milicias armadas, “como en Venezuela”, para que nunca más le saquen de él.
Es lógico que sus palabras causaron tremendo impacto en Bolivia, pero esta vez también tuvieron efecto en Argentina. Y es que, después de semejante metida de pata, no era posible zafarse. Los militantes del MAS en Bolivia que intentaron justificarle no tuvieron éxito. Algunos culparon a la prensa con la consabida disculpa de “le han tergiversado” y hasta el potencial candidato del MAS para las próximas elecciones, David Choquehuanca, llegó a decir que el “lapsus linguae” estaba dentro de la libertad de expresión. Pero no. Esas palabras mostraron al expresidente tal como es: autoritario, abusivo y violento, porque cree que la violencia es una opción. Y el asunto no cayó nada bien en Argentina. Incluso la influyente Unión Cívica Radical decidió presentar un proyecto al congreso de su país para que se le quite a Morales su condición de asilado.
¿Qué pasa si Evo Morales deja Argentina? Si la Interpol ya ha activado el código rojo, como afirma el Ministerio de Gobierno, el expresidente es sujeto de detención, así que no le conviene perder su condición de asilado. Ni siquiera viajar a otro país.
Ante el efecto que causaron sus palabras, no tuvo más remedio que retractarse. Lo hizo mediante su cuenta de Twitter y con un título que no convence: “Reafirmo mi convicción más profunda por la vida por la paz”. Y no convence porque, durante casi 14 años de gobierno, Evo Morales demostró que no solo piensa en milicias, sino que también actúa con malicia. Son antológicos, y fueron varias veces fotografiados, sus gestos de ira, de rabia, cuando se refería a sus enemigos. Los periodistas no olvidamos cómo humilló a un periodista del desaparecido diario La Prensa por una nota que él no había escrito. No olvidamos las miradas de odio que le clavó por el simple hecho de ser un trabajador de ese medio.
Por eso, no creemos que Evo Morales tenga una “convicción más profunda por la vida por la paz” a menos que sean las suyas; es decir, que esté hablando de su vida y de su paz.
Al señor Morales le hace falta el poder, esa posibilidad de decidir por encima de todos los demás, y solo alcanzará la paz cuando su vida vuelva a desarrollarse en medio del poder. Por eso se retractó, por eso y para evitar que Argentina le quite su condición de asilado.