Los otros virus

EDITORIAL Editorial Correo del Sur 05/04/2020
PUBLICITE AQUÍ

Como toda crisis, la emergencia sanitaria por el coronavirus ha puesto a flote lo mejor y lo peor de los seres humanos.

Entre lo mejor está, sin duda, la solidaridad; ese sentimiento por el cual muchos se preocupan por los otros y actúan en consecuencia. Aún encerrados en su casa, muchos seres humanos se preocupan por ayudar a los demás con lo que esté a su alcance y en ocasiones incluso compartiendo lo poco que tienen.

Así, personas con gran poder económico anunciaron la donación de millones, ya sea para repartirlos entre quienes tienen menos, comprar insumos o adquirir equipos que son necesarios para combatir el covid-19. Y así como unos reparten millones en dinero, existen millones de profesionales, o expertos en artes u oficios, que ofrecen sus servicios de manera gratuita mientras duren las cuarentenas en sus respectivos países. Los que más lo hicieron, y mejores resultados están teniendo, son los profesionales en salud, que pusieron números en grupos de redes sociales para atender consultas telefónicas. Por razones obvias, los psicólogos son, hasta ahora, los más efectivos.

Pero la solidaridad tiene su antípoda y es el egoísmo; es decir, la atención desmedida al interés propio, aún en perjuicio de lo ajeno. Si a este sentimiento le sumamos la ignorancia, se convierte en una peligrosa bomba social con sus consiguientes efectos nocivos, como lo pudimos ver cuando la gente organizó bloqueos con el propósito de impedir que enfermos de coronavirus sean internados en hospitales. Aún hoy, y no solo en Bolivia sino en varios países del mundo, se ve con temor, o sentimientos peores, al personal de salud, porque está expuesto a posibles contagios.

La repulsa, causada por la suma de egoísmo e ignorancia, es otro de los virus que se ha desatado en el planeta como consecuencia del coronavirus pero, lamentablemente, no es el único.

El otro, no menos peligroso, es el de la desinformación. Desde que estalló la crisis, en China, a fines de diciembre, mucha gente se ha dado a la tarea de producir información falsa y la distribuye a través de las redes sociales. La gran mayoría de este material es alarmista pues busca que la gente se preocupe y, sin reflexionar, comparta el mensaje creyendo que está avisando a otros sobre los supuestos peligros que nos acechan. Se ha comprobado que una mala noticia se reproduce a razón de miles por minuto y, cuando llega el desmentido, este no es compartido de la misma forma. Por tanto, la mentira crece y, de tanto repetirse, es tenida por verdad.

Y otro virus es el sectarismo, que no es otra cosa que una colectivización del egoísmo, y surge por razones religiosas o políticas. Es más notorio cuando se trata de partidos políticos pues todos, sin excepción, buscar sacar provecho de la crisis.

Lógicamente, los más activos son los partidos o agrupaciones de oposición que, ante el inevitable avance de la enfermedad, culpan a los gobiernos y les acusan de ineficacia. Esta actitud es más evidente en Bolivia, que estaba en plena campaña electoral cuando se declaró la emergencia sanitaria.

Estamos en una guerra y el enemigo es invisible… su nombre común es coronavirus. Lamentablemente, no es el único. Entre otros, al frente también están la desinformación y el sectarismo. Usted decide si se convierte en su cómplice.

Compartir:
Más artículos del autor


Lo más leido

1
2
3
4
5
1
2
3
4
5
Suplementos


    ECOS


    Péndulo Político


    Mi Doctor