Se entiende a la ciencia como el conocimiento racional,
sistemático, contrastable y fiable que le ha dado
un giro a la historia y al pensamiento humano.
Gran alarma en los medios y la población. El covid 19. Son las 18:00. 26 de abril, 2220. En el mundo estamos a un paso de los tres millones de contagiados y la cifra de más de 200 mil muertos va en aumento a cada minuto, en 185 países (datos de la Universidad Johns Hokins y de otras fuentes globales). En Bolivia llegamos al récord de contagiados en un día el viernes. Pronto, quizás hoy, llegamos a los 900 contagiados. Cuánto más hay que esperar.
En Sucre tenemos dos casos confirmados con el mal, y ya no nos dicen cuántos en sospecha, vaya uno a saber por qué. La hora azul está en su apogeo, el silencio corre presuroso con el viento por las calles desiertas, un perro corre por ahí, las avecillas en la oración en los tejados y otras surcando el cielo en bandadas preparándose para la noche que se nos viene encima. El silencio se perfecciona a cada momento, la quietud, la calma, la sombra nocturna. En Sucre estamos conteniendo el virus con disciplina casi ejemplar. Eso nos salva de subir nuestros indicadores de víctimas. Es la voluntad ejercida por cada uno de nosotros que nos hace fuertes para vivir el encierro, a ratos torturante en que estamos. Somos nosotros quienes lo estamos logrando. Son sin duda tiempos difíciles, la esperanza y el temor nos encierra en nuestras casas, para proteger a los otros y a nosotros mismos, no hay alternativa.
No faltan los rumores conspirativos ilusorios y malintencionados que hacen surgir los sentimientos de seguridad y control que ofrecen, pero el daño a la confianza pública puede ser muy real. Comentarios de mandatarios y otros han llevado a la gente a ingerir remedios inadecuados o caseros mortales, y a desacatar el consejo del distanciamiento social, además de afectar las acciones colectivas generalizadas como quedarse en casa o usar cubrebocas; acciones que resultan necesarias para contener un virus que ya ha cobrado la vida de tantos seres humanos. Y aún no sabemos detenerlo, y atacarlo, y tampoco lo conocemos bien, pese al tiempo transcurrido.
“Hemos enfrentado pandemias antes”, dijo Graham Brookie, quien dirige el Laboratorio de Investigación Forense Digital de Atlantic Council. “No habíamos enfrentado una pandemia en una era en la que los humanos estuvieran tan conectados y tuvieran tanto acceso a la información como ahora”. Las informaciones reales o falsas se desplazan sin piedad.
Una gran parte de la población de Sucre sigue siendo susceptible del contagio mañana. Comentarios conspirativos pueden llevarnos a “bajar la guardia”, término deportivo que va muy bien al caso.
Por la pandemia del coronavirus los equipos de protección personal (EPP) son escasos en todo el mundo y no hay material para fabricarlos en el país. En Sucre y el departamento, la crisis es severa, no tenemos, reactivos para detectar a los enfermos –tenemos los laboratorios limpios y vacíos–, no tenemos el suficiente equipo básico de bioseguridad para quienes se enfrenten a los casos; ¿tendremos la suficiente cantidad de equipos y medicamentos imprescindibles para una situación numerosa de casos?
Todos sabemos que no. La única defensa accesible y real es mantenernos en estricta cuarentena. Continuar hasta que asome alguna esperanza especifica de tratamiento y contención. Es nuestra única posibilidad real. Hay un numeroso sector de población con imposibilidades materiales de subsistencia en esta situación.
Dediquemos, pues, nuestros mayores esfuerzos para identificarlos y prestar humildemente la ayuda necesaria, tanto a nivel institucional como en los voluntariados (sin burocracia, con vocación…). Olvidemos por ahora los desmedidos y tan frecuentes afanes de figuración y ayudémonos de verdad. Todos conocemos nuestra vecindad, todos. Todos podemos ayudar a identificar y también socorrer a quienes más lo necesitan. Lo sabemos.
Aprendimos a vivir de este modo (salir de este es un paso a la posible muerte prematura). Encerrados. No lo podremos hacer nunca más, ya ni lo aceptaremos, no lo repetiremos. Entonces este es un tiempo especial e irreproducible, sin embargo es posible hacer fértil esta quietud forzada y necesaria. Esto que está ocurriendo ahora no pasará nunca más, nunca más nuestras calles estarán tan silenciosas, en quietud... en reposo. Nunca más las brizas con desparpajo corriendo entre ellas.
Hagamos fértil la circunstancia, la quietud, conozcamos lo que es inaccesible normalmente en nuestro medio y… a nosotros dentro de las posibilidades científicas de hacerlo. Podemos indagar virtualmente muchas áreas del conocimiento y obtener informaciones que nos serán útiles en el futuro próximo y mediato. Es posible hacerlo, tenemos capacidad técnica y tecnológica, y sobre todo voluntad (probada) para emprendimientos científicos. Tenemos talentosos especialistas en ciencias sociales, naturales, fácticas y formales; y laboratorios de diferentes especialidades dispuestos, no hay que instalarlos ni pedir ayuda a los marcianos, los tenemos. Lo que nos falta es el desarrollo de proyectos de investigación científica interdisciplinaria. Hay que generarlos, ya tenemos la experiencia, ya lo hicimos y siempre encontramos la mayor voluntad en la participación en estas propuestas científicas. Es de destacar en estas personas cómo el deseo de hacer se sobrepone a los beneficios económicos. La recompensa se la encuentra en los resultados alcanzados –lo sé, lo hice, lo probé y verifiqué–, que nos ayudarán a comprendernos mejor y proceder con mayor certeza en las diferentes áreas. Hagamos fértil la quietud y aprendamos lo que somos y donde moramos en las condiciones presentes.
Necesaria digresión. La investigación interdisciplinaria la hemos ejercido por casi un par de décadas en el Instituto de Investigación Arqueológica y Antropológica –INIAA, institución independiente– con éxito y reconocimiento local, nacional e internacional; con equipos de igual procedencia que nunca esperaron mayor recompensa que el reconocimiento por el trabajo realizado. Existen personas así. Se produjeron informes científicos publicados en diez libros que son citados y referidos por investigadores del mundo en sus publicaciones, por el aporte que contienen. Dos de ellos han sido traducidos al inglés por universidades de Inglaterra y Estados Unidos. El inglés por la informática es ahora el lenguaje de la ciencia, no conocemos ningún otro antecedente semejante de nuestro medio).
Esta digresión se hace necesaria para establecer que podemos contribuir al conocimiento universal. “El buen juicio nace de la buena inteligencia y la buena inteligencia deriva de la razón, sacada de las buenas reglas; y las buenas reglas son hijas de la buena experiencia: madre común de todas las ciencias y las artes” (Leonardo Da Vinci). No desaprovechemos la experiencia, la historia no se la reescribe. El INIAA se pone a disposición con su experiencia para generar los proyectos de investigación y organizar los equipos de expertos para ejecutar varios. El INIAA no tiene edificio, es virtual, siempre lo fue, y no tiene burocracia vana.
Se formulan los proyectos para ser ejecutados a través de los medios virtuales sin vulnerar ninguna de las normas establecidas. Por ejemplo, es posible organizar los equipos específicos en grupos virtuales por los medios e incluso invitar a científicos de Bolivia y el mundo. Que la burocracia dominante deje de tener la talla de las aves de corral: mirar hasta donde alcanza el pico, volar bajo y corto. Remontémonos, como las águilas, hasta los cielos infinitos y mirar a la distancia casi invisible. Es posible...
Cito algunas ideas (esbozos) de proyectos de investigación científica interdisciplinaria:
- Vida microbiológica en mercados y supermercados principalmente (tienen varias horas de quietud por día, momento fértil para tomar muestras en estos ámbitos de provisión continua).
- Contaminación en la ciudad en las condiciones de ausencia de tráfico y funcionamiento de la fábrica de cemento.
- Conducta de la población en cuarentena por zonas.
- Conceptualizaciones matemáticas de lógica difusa de la dinámica del virus en la ciudad.
- Dinámicas sociales en cuarentena.
- Aves que pueblan la ciudad.
En fin, los temas son diversos y amplios. Algunos solo podrían desarrollarse en el nivel de recolección de informaciones, para concluirlos cuando nos estabilicemos. Solo necesitamos generar los proyectos y luego ejecutarlos hasta donde corresponda. Los participantes en cada uno se comunican por los medios virtuales que poseemos, guardamos la distancia social. Salvo en los casos en los que haya que desarrollar tareas en el exterior, se buscaría la ayuda para los equipos necesarios.
La investigación científica no es la reunión de un grupillo de autodenominados "expertos"(nadie sabe que produjeron) que se reúnen a conversar sobre un tema con gran solemnidad y emiten una opinión dizque científica. Eso pasa en cualquier conversación de cafetín. La investigación científica y sus consecuentes informes científicos (papers) son un proceso lógico; primero, es preciso establecer que no existe Robinson Crusoe en la ciencia, puede ser interdisciplinaria o multidisciplinaria o transdisciplinaria. Personalmente afirmo que ahora debe ser interdisciplinaria para aportar efectivamente al conocimiento acerca del objeto de investigación seleccionado.
La investigación científica debe seguir un proceso lógico. Los resultados obtenidos deben ser necesariamente comprobables y verificables siguiendo la misma metodología aplicada; eso es la ciencia, son principios deductivos que derivan del razonamiento y la observación como actividades humanas.
Este proceso se asienta en algunos pilares fundamentales, menciono los genéricos: Objeto de estudio definido con precisión. Objetivos propuestos (no todos se alcanzan). Metodología que debe aplicarse. Investigadores seleccionados para el propósito. Plazos temporales. Elaboración del informe de resultados: informe científico (paper).
Para desarrollar proyectos de investigación científica interdisciplinaria (que en mi concepto es la que debemos ejecutar, reitero).
En la ciudad de Sucre tenemos capacidad técnica, hay brillantes especialistas que manejan con destreza áreas del conocimiento puntuales; tenemos capacidad tecnológica, contamos con laboratorios especializados para diferentes emprendimientos; algunos muy avanzados (Para conducir un vehículo por la ciudad se necesita licencia; para conducir un Fórmula 1, capacidad y talento).
Pero el valor más importante –reitero– que he encontrado con bastante disposición es la voluntad de trabajo de nuestros científicos que desarrollan su accionar diario con horizontes breves porque no hay propuestas, pero ahí están, me consta, es suficiente invitarlos e informarles del propósito y están listos para emprender el desafío que corresponda.
¡¡¡Capacidades necesarias para tareas de valor... las tenemos...!!! Y podemos...