En una ocasión como esta, cabe dar cuenta de lo avanzado y lo pendiente en esta materia tan delicada que, hoy por hoy, constituye un tema de máximo cuidado. El cambio climático y el covid-19 nos recuerdan que el bienestar depende del adecuado equilibrio con la naturaleza y el entorno.
Sucre no es ajena a la problemática ambiental y produce su propia huella:
Nuestra ciudad genera alrededor de 200 toneladas de basura diaria; casi 100 mil autos circulan las calles sin mayor restricción al respecto de sus condiciones de funcionamiento; la ciudad crece, cubriéndose de cemento, de asfalto, de ladrillo, y calamina; pero no cuenta con suficientes áreas verdes, ni tampoco aprovecha y maneja con cuidado los 2000 km2 de cuencas que el municipio capital posee. Por lo pronto, son explotadas indiscriminadamente las riveras de los ríos por más de 40 empresas de agregados; casi 100 mil canes son mal cuidados en nuestra ciudad y proliferan a una razón preocupante. Adicionalmente, hemos vivido en los últimos años eventos que muestran nuestra vulnerabilidad al cambio climático como sequías, granizadas, riadas.
Requerimos, como se ve, poner atención cuidadosa a nuestra organización, a las acciones y proyectos en el tema ambiental para garantizar un espacio saludable, seguro y sostenible en nuestra ciudad.
Sobre el tema de la basura, se debe realizar una gestión integral de los residuos sólidos que abarque con eficiencia todas las fases del proceso, desde su generación hasta su disposición final. Para ello, se requiere invertir de manera escalonada al menos 20 millones de dólares, tal cual indica el reciente proyecto “Gestión integral de residuos sólidos para el municipio de Sucre” cofinanciado por la corporación andina de fomento CAF y el gobierno autónomo municipal del municipio de sucre GAMS; fortalecer a la empresa municipal de aseo urbano EMAS y armar un adecuado sistema de fiscalización de sus operaciones; adicionalmente actualizar las tarifas del servicio, medida impopular pero necesaria, diferenciando y tipificando a los generadores de acuerdo al volumen y a la peligrosidad de sus residuos.
Para el caso del control y monitoreo de las actividades, obras y proyectos, en cuanto al parque automotor, estamos pendientes de que el nivel nacional defina de una vez por todas con una ley que el control del tráfico y la vialidad sea competencia municipal y no así de la Policía. Con ello se podrá en primer lugar habilitar la roseta ambiental y la tasa de rodado municipal (Sucre cuenta con un centro de revisión técnica vehicular de última generación que no termina de arrancar por estas restricciones de ley), evitando la circulación de los vehículos que generan contaminación del aire en valores no permitidos. Además se debe planificar de manera integral la movilidad urbana, estableciendo áreas peatonales permanentes y de fin de semana, ciclovías, ensanchamiento de aceras, rutas del transporte público (ya es hora de pensar en la versión sucrense de transporte masivo), controles de parqueo, descentralización de oficinas y unidades educativas del centro, garajes de reclusión para vehículos con problemas de rodado. Adicionalmente, debemos fortalecer la Unidad Municipal de Control y Monitoreo Ambiental para que toda actividad que se desarrolle en el municipio respete las normas ambientales y cumpla con las medidas de mitigación y adecuación ambiental cuando corresponda.
La ciudad de cemento debe transitar a una ciudad que aproveche las potencialidades del municipio para desarrollar planes de forestación con fines de resguardo ambiental, cuidado de la biodiversidad pero también con fines comerciales, continuar el trabajo del manejo ambiental del área protegida municipal de Montevillca en acuerdos con el Ministerio de Medio Ambiente y las universidades en base al Plan Director de la Cuenca del Río Grande y del Río Cachimayo. Y ojalá dejemos de soñar con “potear” la quebrada del río Quirpinchaca y recuperarla como afluente hídrico natural y descarga natural de los torrentes pluviales y realizar la conducción de las aguas residuales por un ducto lateral subterráneo. Recuperar y restaurar las fuentes de agua naturales de la ciudad sería un gran avance.
Veremos en los próximos años desarrollarse los proyectos de ampliación del sistema de agua potable con financiamiento alemán y debemos fiscalizar el componente de manejo de cuencas que por ahora está centralizado en La Paz y cuyo contenido desconocemos.
Fortalecer nuestra empresa municipal de áreas verdes y forestación, para que cambie el manejo “floral” que hace de las áreas verdes encomendadas, en un clima semidesértico como Sucre y planifique espacios verdes propios de una región con clima seco, haciendo de este modo un manejo más eficiente del agua y los recursos para abarcar más espacios con el mismo presupuesto e incluya en sus actividades la arborización urbana y proyectos de forestación rural.
Otro tema que discutir y atender es la población de canes que debe ser reducida y criada con responsabilidad y para ello se requiere invertir en sistemas de control de la tenencia responsable de canes y en servicios de esterilización de perros callejeros.
Sucre tiene las condiciones y capacidades para lograr estos avances en los próximos años: una gran población juvenil sensible al tema y presta al cambio como lo demostró en las diferentes campañas de forestación, una vocación turística y que requiere de una ciudad limpia, universidades y carreras relacionadas al tema ambiental que pueden generar interesantes redes de trabajo e investigación y la participación voluntaria de activistas ambientales. La Fábrica Nacional de Cemento S.A (Fancesa) y la explotación de áridos pueden ser aliados para la reutilización de los residuos sólidos como material de combustión.
Adicionalmente, la Contraloría General del Estado, el Tribunal Agroambiental, el gobierno municipal y el gobierno departamental tienen mandatos constitucionales en el tema y vienen desarrollando sus tareas que deberán ser más agresivas en los próximos años. En ese sentido, la unidad municipal encargada de llevar a cabo la tarea debe crecer a rango de secretaría y mejorar sus condiciones presupuestarias y técnicas. Debería generarse también la Secretaria de Movilidad Urbana, como ocurre en muchos municipios capital, además de transferir la problemática de zoonosis a la Secretaria de Salud.
Sin embargo, sin el ingrediente de liderazgos comprometidos y de la acción ciudadana informada, esto no será posible. Ahí juega un papel muy importante la educación ambiental y la conciencia ambiental que debe ser promovida no solo desde la unidad ambiental del municipio sino de cuanta entidad educativa, plataforma ciudadana y medio de comunicación exista. Solo así se podrá establecer y avanzar en una agenda ambiental para nuestro municipio capital en miras al bicentenario de la fundación de Bolivia.
En nuestras manos está contribuir a construir una mejor ciudad y un mejor ambiente.