El Ministerio de Culturas y Turismo cuya creación fue un logro de la sociedad civil acaba de ser eliminado de un solo plumazo, con la promulgación del Decreto Supremo Nr. 4257.
Alrededor de 8.000 miembros de la sociedad civil, nos organizamos en el Movimiento Cultural “PARA SEGUIR SOÑANDO, PARA SEGUIR SEMBRANDO”, convencidos de que las culturas indígenas, urbanas y populares deberían ocupar un lugar preponderante en el Ejecutivo para llevar a cabo políticas en beneficio y empoderamiento de la diversidad cultural.
Es así que a través de una serie de acciones como la toma pacífica del Congreso por diferentes artistas y gestores culturales, reuniones, manifiestos y otros, solicitamos a partir del año 1997 a los gobiernos de turno que el Viceministerio de Desarrollo de la Cultura (dependiente entonces del Ministerio de Desarrollo Económico) se convierta en un Ministerio de no de cultura sino de Culturas, el plural incluía la diversidad. Nuestro pedido fue escuchado muchos años después y finalmente el año 2009 se creó el Ministerio de Culturas.
No alcanzó a cumplir con los fines y objetivos para los que fue creado; no apoyó la investigación ni a las culturas y tampoco logró elaborar y ejecutar políticas culturales para proteger el patrimonio cultural y la promoción del arte en todas sus manifestaciones. La esperada y muy cantada la Revolución Cultural y Democrática no prosperó.
En todo caso, y sin entrar en detalles, pudo haber sido reestructurado y reorganizado. No ha sido así. Al contrario, sus Viceministerios han sido disgregados y se los repartirán entre diferentes Ministerios. El de Turismo pasa a Desarrollo Productivo, el de Descolonización a Justicia, y el de Interculturalidad, con dos Direcciones Generales: la de Promoción Cultural y Artística y la de Patrimonio Cultural pasarán a depender el Ministerio de Educación. ¡¡¡Retroceso inadmisible!!!
Bolivia ha firmado una serie de convenios internacionales con la Unesco y otros organismos internacionales con relación a la defensa y conservación de la diversidad cultural y la protección del patrimonio cultural en todas sus manifestaciones.
En reconocimiento a nuestra vasta y rica diversidad, la Unesco ha declarado Patrimonio de la Humanidad a las ciudades de Sucre y Potosí, las Misiones Jesuíticas Samaipata y Tiwanaku. Como Patrimonio Oral la Cultura Kallawaya y como Patrimonio Inmaterial el Carnaval de Oruro, la celebración de la Ichapekene Fiesta de San Ignacio de Moxos, la festividad del Señor Jesús del Gran Poder de La Paz y las Alasitas.
¿Tendrá el ahora frágil Viceministerio de Interculturalidad la capacidad de hacer seguimiento a las acciones que estos patrimonios demanden? ¿Podrá ser interlocutor ante organismos como la Unesco? ¿Negociar la renovación de Acuerdos Bilaterales con los Estados Unidos para seguir prohibiendo la importación de bienes patrimoniales a ese país? Soy testigo de los pocos recursos con los que contaba el Ministerio de Culturas para llevar a cabo acciones para conservar los Patrimonios de la Humanidad citados. Con muchos esfuerzo y después de muchas exigencia apenas se llevaban a cabo visitas esporádicas a lugares donde conservamos importantes bienes del patrimonio cultural para su inventariación y control. Sin tomar en cuenta los costos de restauración que se requieren para otros bienes patrimoniales.
El gobierno de transición tomó esta decisión preocupado por el ahorro; comprendemos la difícil situación por la que estamos atravesando, pero llama la atención que Culturas fuera elegido para este propósito, ya que tenía uno de los presupuestos más bajos comparado con el de otros Ministerios (el 0,10% del Presupuesto General del Estado). Monto que incluye pago al personal, que no será removido de acuerdo al Decreto Supremo 4199. Llama la atención que el Ministerio de Defensa, que recibe el 3,5%, y Gobierno, que recibe el 3% del Presupuesto General del Estado no fueron afectados con la política de ahorro y en plena pandemia recibieron más recursos. Un estudio y análisis serio de las posibilidades de reducción del aparato público pudo dar mejores resultados.
Como consecuencia parece que el daño a las culturas, las manifestaciones artísticas y el patrimonio cultural será mucho mayor que el ahorro que se logre. Más todavía si consideramos el crítico momento que están atravesando los artistas, actores, músicos, cineastas, bandas de músicos, bordadores y otros del ámbito cultural que han perdido sus fuentes de ingreso y llevaban adelante gestiones ante el Ministerio de Culturas para lograr apoyo.
Lograremos avanzar en democracia y en la igualdad de derechos cuando las identidades culturales y su diversidad sean consideradas el pilar fundamental de los estados democráticos.
Que la premura en la toma de decisiones y la falta de análisis profundos no lleven al gobierno de transición a cometer más errores. Este terrible atropello debe revertirse restituyendo en el Ejecutivo el espacio que las culturas, la cultura y las artes se merecen. Y buscar mejores fuentes de ahorro e ingreso que efectivamente contrarrestar la pandemia que está produciendo estragos.